NO al "Mala leche"
O, si no, la usamos para señalar a alguien que está actuando con mala fe o que es un mal intencionado. En estos casos el "mala leche", por ejemplo, se caracteriza por delatar lo que hacen los demás, hablar mal de una persona a sus espaldas, ser egoísta, etc. Todas actitudes ampliamente repudiables y que se podrían evitar si la persona en cuestión se guiara por cierta moral o ética que le impidiera actuar de esa manera.
Claramente usamos esta frase exclusivamente en relación a estas dos situaciones, pero nunca nos hemos preguntado qué significa realmente tener o ser un "mala leche".
Antiguamente, en la Edad Media, se creía que las madres que daban a luz no tenían la necesidad de amamantar ellas mismas a sus propios bebés sino que en realidad debían ser entregados a nodrizas que se encargaran de esto. De esta forma, las nodrizas luego de tener su primer bebé se dedicaban a la lactancia de otros niños. Fue así como, de manera muy despectiva y repudiable, los bebés que eran alimentados por madres judías recibieron el lamentable apodo de ser "mala leche" por no haber sido "correctamente" amamantados por mujeres cristianas. De ahí que esta frase, en aquellos tiempos, era un insulto poco feliz.
Así que ya es hora de desnaturalizar este dicho, no seamos malos y actuemos con buena fe, y si tenemos mala suerte digámoslo con todas las letras, que sin lugar a dudas todos fuimos criados con buena leche.
Santiago Agustín Wiggenhauser