Cacho Fernández

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América Latina es un continente muy postergado y eso lo sabe cualquiera. La enorme brecha social en todos los países generó ciertos liderazgos carismáticos y atravesados por una fuerte dosis de mesianismo, y eso trajo consigo personalismos irritantes, impunidad, y una degradación de lo institucional.

Las clases sociales estuvieron fuertemente enfrentadas precisamente por la conformación dual de las sociedades debido a grandes mayorías postergadas y pequeños grupos de poder oligárquicos y concentrados. Así como funcionaba la economía, también funcionaba la política. En la Argentina, la irrupción del peronismo trajo aparejado el nacimiento de una clase obrera bien paga, quizás media por su capacidad de consumo, y padres de quienes serían con el tiempo los sectores medios que trajo diferencia a nuestra realidad nacional del resto de las sociedades latinoamericanas.

Aquellos líderes que surgieron reivindicando a las clases populares, algunos se insertaron en el régimen republicano y democrático y redujeron su mesianismo original. Otros continuaron su práctica política de la misma manera como la empezaron y acabaron como líderes conservadores y corruptos, aprovechándose de la cuota de poder que le continuaba confiriendo la marginalidad o algún dirigente de turno al que le convenía tener esos mediadores de ocasión para el clientelismo que nunca falta en esta parte del mundo.

Quizás, Milagro Sala podría encuadrarse en estos perfiles, protegida en su momento por el gobierno anterior de Cristina Fernández, que le facilitó el camino para que la jujeña pudiese construir un Estado paralelo financiado por todos los argentinos. Algo similar ocurrió con el programa "Sueños compartidos", manejado por los hermanos Shoklender.

A los poderes de turno les conviene tener este tipo de organizaciones para-estatales porque les permite utilizar fondos fuera de presupuesto, de manera arbitraria y sin ningún control legal, pero de destinos inciertos. En ese sentido, a la líder de Tupac Amaru se la investiga por el destino de 29 millones y por otros manejos con los cooperativistas, algunos de ellos ya la han denunciado ante la Justicia.

Milagro Sala es una intermediadora de los fondos públicos que debieron haber recibido las cooperativas pero que nadie puede asegurar hoy si realmente los recibieron en su totalidad o, si fue, como dice el dicho popular, que "quien reparte, se queda con la mejor parte". Seguramente, éste sea el mejor negocio de estas intermediaciones sospechosas.

Los obstáculos de Eseverri

El peronismo intenta reconstruirse como un espacio político democrático y aggiornado a los nuevos tiempos para constituirse como una alternativa frente al liderazgo mesiánico y personalista que dejó Cristina.

Los intendentes tomaron la voz cantante en las negociaciones por el endeudamiento provincial y lograron fondos frescos para aliviar sus déficits municipales.

Los jefes comunales quieren hacer valer sus poderes territoriales y lo hicieron. Luego del frustrado tratamiento del Presupuesto en Diputados, asumieron la iniciativa y lograron uno de los objetivos que buscaban, dividir el bloque del FpV entre peronistas y cristinistas aislando a La Cámpora, y de paso conseguir algunos fondos para reducir los sobresaltos económicos de sus comunas.

Luego de su derrota, José Eseverri se tomó unas vacaciones de la política pero la sigue haciendo a través de sus legisladores provinciales, Héctor Vitale y Carolina Szelagowski, quienes rápidamente se pusieron al lado de los intendentes para dar señales claras de lo que quiere hacer y del espacio que quiere ocupar. Sabe que para un peronista solo cuenta el poder territorial, y esto es algo que Eseverri perdió en octubre. Y que si quiere volver a la Intendencia debe hacerse fuerte en la nueva estructura que tendría el peronismo. Tiene dos obstáculos, su origen no es peronista y, fundamentalmente, no tiene el poder institucional, lo que para un peronista sería casi un factor decisivo.

Históricamente, el peronismo no supo manejarse en el llano al punto que cuando no tuvo el poder institucional, construyó uno paralelo. Entonces, el peronismo, sin el ejercicio del poder, es un peronismo vacío de identidad. Para el justicialismo, entonces, ésta sea una derrota necesaria para dejar atrás las prácticas personalistas y autocráticas que lo condujeron al vacío conceptual o al alineamiento incondicional con el jefe de turno.

El fondo y la política

Mientras el radicalismo parece haber encontrado su lugar en la política, el eseverrismo todavía no entró en calor. Ahora intentará desafiarlo a Ezequiel Galli con el fondo para infraestructura escolar. Efectivamente, el bloque eseverrista y sus aliados procurarán que el Intendente acceda a modificar la partida municipal para Seguridad, que es de 41 millones para derivar 32 millones a los edificios escolares y una parte para infraestructura sanitaria como quiere Adriana Capuano, ya que la Provincia se ha comprometido girar la misma cantidad para seguridad.

Se trataría meramente de un asiento contable, pero todavía no se sabe qué es lo que piensa el Ejecutivo de todo esto. De todos modos, la maniobra tiene un cierto grado de astucia porque si el Intendente no accede al pedido, el estado de las escuelas podría llegar a ser uno de los principales ejes principales de la política local. Es que la oposición podría llegar a responsabilizar al Intendente de lo que ocurra en cualquier escuela. Problemas hay y algunos consejeros escolares o concejales advierten que se podrían agravar en 2017 si no se hace este año el mantenimiento adecuado.

Los radicales están cómodos, y la alianza con el PRO no les genera ningún malestar. Habrá que esperar que comience el año legislativo para ver los movimientos internos del bloque integrado.

La receta de José

José Stuppia arremetió con todo contra el gobierno municipal por un tema referido a un supuesto convenio que mejoraba las escalas salariales y a cumplir a partir del 1 de enero. El Ejecutivo le dijo que no había nada firmado al respecto pero le prometió las paritarias para mayo, aunque antes quería mirar los cierres en Provincia y Nación. Stuppia transmitió esto como una presunta intención municipal de trasladar dichos aumentos, el Municipio lo negó y admitió que aquí los números podrían diferir, y manifestó que no quiere líos y que pretende tener una relación pacífica y armoniosa con el gremio.

La tensión está, existen amenazas de una nueva carpa u otras medidas de fuerza, pero por ahora todo esto no pasa de un mero escarceo. Aparte, el sindicato presiona para comenzar en marzo las negociaciones colectivas, y no en mayo como prometió el Ejecutivo, y el escenario quedó así, con un conflicto latente pero todavía lejos de estallar.

Probablemente todo sea como lo interpretó un dirigente político acostumbrado a este tipo de maniobras: "Stuppia quiere hacerle a Galli lo que le hizo a Eseverri, es decir, tomar la iniciativa, presionarlo y si es posible, que también le tengan un poco de miedo". Y le vino a la mente aquellas jornadas de la carpa frente al Palacio San Martín, y aquellos insultos en el Teatro Municipal. ¿Llegará hasta ese punto?. Hasta ahora no hay nada más que cruces mediáticos, pero la novela recién empieza.

Los negociados no tienen techo

Lamentablemente y por supuesto, por falta de control de quienes debieron controlar, los barrios sociales han sido invariablemente la fuente de ingreso de los corruptos. Olavarría fue escenario de muchas truchadas, de inspectores provinciales que extrañamente venían a "inspeccionar" la marcha de las obras a altas horas de la noche y en la misma casa de los gerentes de las empresas contratadas. Por lo tanto, consignaban como algo verdadero todo lo que éste les transmitía. Se hizo durante mucho tiempo hasta que la Provincia no financió más porque en los papeles ya se había pagado el 70 por ciento de la obra cuando solo se había llegado a construir tan solo un 30 por ciento.

Este negocio con el cual se enriquecieron muchos acabó cuando el país estuvo a punto de quebrar y la emisión no alcanzaba para resolver el déficit escandaloso que mostraban las contabilidades oficiales.

La ausencia de todo control estatal fue la causa principal del terrible naufragio del programa de autoconstrucción "El Hornero" que terminó ahogando los sueños de muchos olavarrienses que no tenían otra alternativa de tener su casa propia.

En 2003-04, Néstor Kirchner reconoció el déficit habitacional existente y se comprometió a construir 200 mil viviendas en todo el país a través de cooperativas armadas para tal fin. De paso se generaba trabajo para miles de desocupados que había dejado la crisis de la convertibilidad. No se llegó siquiera al 10 por ciento de lo prometido. Vino luego el plan Federal, pero por poco tiempo, y después de varios años, tras el escándalo de "Sueños compartidos", sobrevino el Procrear, que anda bien pero no alcanza, y es como querer saciar con galletitas el hambre de un elefante. Lo de Milagro Sala fue una excepción solo explicable por la protección política de CFK y sus ideas para-institucionales. Pero es solo un caso de los tantos que recorren medularmente la historia nacional. Por lo tanto, si los gobiernos continúan siendo clientelares y se valen de estas intermediaciones mesiánicas, grotescas y eventualmente corruptas, continuará el mismo mecanismo, la misma fuga de dinero público a bolsillos privados y lo peor de todo es que los pobres seguirán siendo pobres.

Lo que queda es una nueva frustración para los que menos tienen o directamente no tienen nada, y la cínica utilización de la figura de Tupac Amaru, símbolo de lucha contra el poder colonizador, como bandera de un plan perpetrado y sostenido a través de la inmoralidad.

Pero Milagro Sala es solo un emergente de una estructura corrupta que hace negocios con la pobreza y luego, también con fondos públicos, se da el gusto de veranear en el mejor hotel de Punta del Este.