Reino Unido presenta su nuevo cañón láser de alta potencia, DragonFire

Las armas láser, diseñadas principalmente para derribar objetivos aéreos, se están volviendo una realidad en el ámbito militar. Países como Estados Unidos, China y Rusia han estado desarrollando esta tecnología avanzada durante años. Ahora, el Reino Unido, que cuenta con uno de los ejércitos más poderosos del mundo, se ha unido al grupo de países que poseen este tipo de armamento.

El Ministerio de Defensa británico ha anunciado con orgullo el primer disparo de alta potencia de DragonFire, un sistema de armas de energía dirigida por láser (LDEW). Este logro representa un avance significativo y demuestra las capacidades de esta tecnología, que ha sido desarrollada durante aproximadamente cinco años y ha requerido una inversión de más de 116 millones de euros.

Aunque muchos detalles técnicos sobre DragonFire se mantienen clasificados, el Ministerio de Defensa ha revelado algunos aspectos interesantes. La prueba se ha llevado a cabo según lo planeado, y el sistema ha demostrado su capacidad para rastrear y atacar con precisión objetivos aéreos a larga distancia.

Aunque no se han proporcionado cifras exactas sobre el alcance y la precisión de DragonFire, se ha afirmado que es capaz de alcanzar una moneda de una libra a una distancia de un kilómetro. A diferencia de las municiones explosivas convencionales, este sistema atraviesa a los objetivos con el objetivo de causar daños estructurales en las aeronaves adversarias. Además, se contempla la posibilidad de utilizar la precisión del láser para atacar las ojivas del armamento a bordo de las aeronaves enemigas, lo que aumentaría el daño infligido.

El secretario de Defensa, Grant Shapp, ha destacado que esta tecnología de última generación tiene el potencial de revolucionar el campo de batalla al reducir la dependencia de municiones costosas y minimizar el riesgo de daños colaterales. Se espera que DragonFire sea más económico que los misiles tierra-aire convencionales, con un costo aproximado de 10 libras esterlinas (11,68 euros) por disparo y un consumo de energía equivalente a 10 segundos de funcionamiento de un "calentador normal" durante una hora.

Tras el éxito de la última prueba, el Ministerio de Defensa británico planea invertir una suma "multimillonaria" para llevar el sistema LDEW del laboratorio al campo de batalla. Tanto el Ejército como la Marina británica muestran un fuerte interés en esta tecnología para fortalecer sus capacidades de defensa aérea.