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Un jurado integrado por 12 civiles entendió al cierre de la tarde de ayer que el crimen de María Elena Vigneau debía encuadrarse como un "homicidio simple", y no como un episodio agravado, tal cual había sido tipificado el hecho desde su inicio. Tanto la fiscal de la causa, la doctora María Paula Serrano, como la doctora Elda Donatelli, quien representó los intereses de la familia de la víctima, sostuvieron durante todo el proceso que lo ocurrido se encontraba agravado por haber sido cometido por "alevosía" y con el objetivo de "ocasionar un sufrimiento en una persona con la que estuvo en pareja".

Sin embargo, ninguno de esos agravantes cosechó el aval del jurado, ya sea en su conjunto como de manera singular, algo que de una u otra forma se pudiera haber traducido en una pena de prisión o reclusión perpetua para Susana Stuñek, quien igualmente podría llegar a recibir una pena de 25 años de prisión, tal cual es el monto máximo de pena estipulado por el código penal para alguien encontrado culpable de un "homicidio simple".

Esto se develará el próximo martes a las 12, cuando el juez Martín Céspedes, del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1, dé a conocer la sentencia. Vale destacar que previo a dar por concluida la audiencia el magistrado azuleño dio la palabra a las partes para que expongan qué elementos ponderan como atenuantes y agravantes, y que luego requieran un monto de pena para la acusada.

Tanto la fiscal María Paula Serrano como la doctora Elda Donatelli plantearon al juez que al momento de dictar sentencia lo haga por el máximo previsto, mencionado líneas más arriba. El defensor particular de la acusada, el doctor Gustavo Javier Herrera, en cambio, requirió que disponga el mínimo penal para esa figura, el cual es de 8 años de prisión.

"Si me odian está perfecto"

Lo que ahora se puede sintetizar en unas pocas líneas fue el saldo de una maratónica jornada que llegó a tener cerca de 12 horas de duración, si se tienen en cuenta los varios cuartos intermedios que fueron seccionando su desarrollo.

Lo vivido ayer, si bien se podía presuponer, fue un marcado contraste a lo que venía sucediendo desde el miércoles. EL POPULAR fue el único medio presente en la totalidad de las audiencias y desde estas páginas se relató cómo los distintos testigos ubicaban a Susana Stuñek como una persona celosa, posesiva e inclusive agresiva. Ayer fue lo opuesto, el blanco de las críticas y severos cuestionamientos pasó a ser su ex pareja e hijo de la víctima.

La imputada fue la encargada de cerrar la etapa de recepción de testimonios. Durante dos horas dio su versión de los hechos y se sometió a las preguntas de las partes. Ofreció un relato crudo y sentido, pero también pleno en olvidos y contradicciones. Éstas últimas no fueron pasadas por alto por la querella, principalmente la fiscal María Paula Serrano, que en reiteradas ocasiones dejó en evidencias estas discordancias entre lo que la acusada había dicho al inicio de la causa y lo que expuso ayer al cierre de la mañana.

"Se acercaba el cumpleaños de mi hijo", inició su relato mirando de frente al jurado. De esa manera comenzó a justificar por que aquella tarde de enero del año pasado viajó hacia Sierras Bayas, más precisamente hacia el domicilio de quien era hasta hacía unas semanas su suegra. "Quería que fuera un cumpleaños lo más parecido a los anteriores, y quería que esté su única abuela viva", completó.

Hasta allí, y por algunos minutos más, no escatimó en detalles y datos complementarios. Fue así que narró desde que supuestamente el remisero la molestaba con preguntas durante el viaje hasta cómo la víctima le abrió la puerta recién tras las segunda vez que tocó el timbre.

Siguiendo siempre con su testimonio, Stuñek detalló que las hostilidades de Vigneau habrían iniciado apenas ingresaron al domicilio. El reproche puntual era la denuncia que la acusada le había realizado a su ex pareja, hijo de la dueña de casa. "Acá todos lo apuntan como un golpeador", habrían sido sus dichos.

Allí comenzó a dar cuenta de todo tipo de agresiones y vejaciones de las que habría sido víctima. "Reconozco que era una relación enfermiza", detalló en un apartado de su testimonio, mientras daba cuenta de situaciones en las que ambos habrían terminando arrojando golpes tras una discusión.

"Estaba sentada y `Nené´ -como se la llamaba a la víctima- estaba muy pero muy enojada. Me dice que no quería hablar mas conmigo, que me vaya, y cuando me dice `ridícula andate´ y hace ademan, lo tome como que iba a golpear, de ahí en más quien estaba adelante mío era Sebastián -en alusión a su ex pareja-, no estaba `Nené´", relató mientras refería que su ex pareja solía llamarla de esa manera.

"No se cuánto tiempo paso, lo que recuerdo que estábamos peleando y cuando abrí los ojos había mucha sangre y `Nené´ estaba en el piso, no entendía nada", continuó. Es precisamente el momento de las agresiones cuando su versión de los hechos se nubla, se plaga de imprecisiones y olvidos. Desde allí "no lo recuerdo" fue la respuesta más escuchada.

Pese a ello, dio cuenta de cómo intentó auxiliar a la víctima, llevándola hasta el baño para poder estar cerca de una canilla y limpiarle las heridas del rostro. También fue en búsqueda de almohadas y otra serie de elementos, buscando con ellos auxiliar a la mujer de 74 años y abuela de su hijo. "Nunca fui a lastimarla, le pido perdón a los familiares. Nunca tuve la intención de lastimarla, solamente quería que mi hijo tuviese su cumpleaños lo mejor posible", añadió.

Luego, retornan las imprecisiones y olvidos para explicar el trayecto que realizó cuando se fue de la casa de la víctima y más aún acerca de los motivos de por qué buscó desprenderse de diversos elementos, haciéndolo inclusive frente al lugar de trabajo de su ex pareja. Tampoco fueron contundentes sus respuestas acerca de por qué no se comunicó con emergencias o pidió ayuda, o menos aún sobre las anotaciones que aparecieron en el interior del domicilio de la víctima.

"Sé que no me van a perdonar, pero les pido perdón. Sé que los destruí. A ellos, a mí familia, a mí hijo y sé perfectamente que si me odian está perfecto, y los entiendo, porque si a mí mamá le hubiera pasado lo mismo mis sentimientos seguramente serían los mismos, sé que no la voy a poder traer a `Nené´", continuó.

"Estaba esperando que me detuvieran, no daba más. La culpa la tengo y no me la voy a sacar, los días posteriores tenía mucha rabia contra Sebastian y quería de alguna manera, desde hoy lo veo con mas claridad, involucrarlo. Si el no hubiera sido así conmigo `Nené´ no estaría muerta", enfatizó a medida que explicaba acerca de la versión que ofreció en su primera declaración. "Le quise echar la culpa, por eso mentí", completó.

"Jamás tuve la intención de matarla", subrayó. "Hubiese pagado a una persona si la hubiese querido matar", sentenció segundos después. Inclusive luego fue aún más cerca y señaló que para ese entonces se encontraba saliendo con un policía, que si su intención era ultimar a su ex suegra pudiera haber tomado tranquilamente el arma reglamentaria de su pareja.

Los últimos testimonios

Ayer, tal cual había sido pautado, los únicos testimonios escuchados correspondieron a personas ofrecidas desde la defensa. Previo al testimonio de la única imputada lo hicieron cuatro personas de su vínculo más cercano. Se trató de su hermana y tres amigas, con la particularidad que todas fueron además compañeras de trabajo en una guardería ubicada en el centro local.

La hermana de la acusada declaró por cerca de media hora y relató diversas situaciones de violencia en las que el hijo de la víctima habría sido el autor. Lesiones en el rostro, espalda, brazos y antebrazo. Sin embargo, tal cual dejó en evidencia la fiscal con sus preguntas, la testigo nunca presenció esas circunstancias, sino que siempre tomó conocimiento por lo dicho por su hermana. No obstante, en una ocasión afirmó que a ella le tocó sufrir también una amenaza.

Las otras tres testigos brindaron declaraciones coincidentes en cuanto a la descripción de las heridas y las situaciones que las habrían originado. Sin embargo, sus intervenciones en el recinto no duraron más que un puñado de minutos.

Los contrapuntos también quedaron expuestos en los alegatos

Fue la fiscal María Paula Serrano la encargada en inaugurar ese apartado. Allí expuso su convicción de que se estaba ante un homicidio doblemente agravado. "Quedó sobradamente acreditado", expuso sobre la "alevosía", afirmando que la acusada actuó "sobre seguro". Añadió que Stuñek "manejaba los tiempos" y erigió su relato en los postulados de las psiquiatras y psicólogas que intervinieron en el proceso. Con ello no sólo avanzo sobre la figura de la imputada, sino que buscó también desacreditar los postulados vinculados a una emoción violenta, anticipándose al alegato de la defensa.

"Este hecho no terminó con la muerte de la señora Vigneau, este hecho terminó en el velorio, cuando pudo ver a su ex pareja sufriendo", enfatizó la fiscal, argumentando el segundo agravante y lo premeditado el ataque. "Lo logro, lo quería ver llorando al lado del cajón", concluyó mientras recordaba que la acusada tomó parte del velatorio de la víctima.

La doctora Elda Donatelli acompañó cada uno de estos postulados, tambien utilizando los postulados de las especialistas que tomaron parte del debate. Sobre el cierre le pidió al jurado que intentara entender el dolor de los familiares de la víctima.

La intervención del defensor se caracterizó tanto por su duración como por enfático monólogo. Cuestionó cada una de las conclusiones de las profesionales y reprochó que la emoción violenta es una figura jurídica, no médica. "Entonces los psicólogos estarían ejerciendo Derecho", ironizó. Buscó en todo momento sentar que lo ocurrido fue precisamente eso, inclusive utilizó una pizarra para que el jurado entienda con mayor claridad cuál era su posicionamiento.

Planteó que no se acreditó la utilización de la peluca y ni siquiera con qué elemento se dio la agresión. Añadió que tampoco quedó expuesto un ataque a traición. "Se cae de maduro que no es un homicidio agravado", continuó. "No se dan los requisitos para la alevosía", completó.

"Creo que les faltó coraje"

Fue donde más se vieron las muecas de desazón y disconformidad. No se trató sólo de Elda Donatelli y su secretaria, sino que a centímetros de ellas estaban los tres hijos de la víctima. Todos acusaron el veredicto del jurado como un golpe, otro más y que se suma a la terrible forma en la que perdieron a su madre.

"La realidad que el veredicto quizás no es todo lo que uno esperaba", se sinceró la letrada olavarriense en diálogo con este Diario. "Uno había trabajado, tenía la tranquilidad de que las pruebas eran suficientes. Evidentemente hubo 10 personas que habían abonado nuestra postura, pero es sabido que para una pena de prisión perpetua, como la que estábamos solicitando, se requiere la conformidad de los 12 jurados".

Cuando se le consultó qué faltó o en qué se falló fue aún más contundente en su respuesta. "Creo que acá lo que asusta todavía al ciudadano que tiene que decidir, es jugársela en casos graves que merecen prisión perpetua. Nosotros hemos hablado con la tranquilidad desde la fiscalía y desde el rol que uno ocupa como particular damnificado, hicimos absolutamente todo lo que estaba a nuestro alcance".

"No se pidieron agravantes por pedirlos,-añadió- se vino a un juicio absolutamente preparado. Creo que falta en la gente terminar de tomar absoluta conciencia de la importancia del rol que le toca. En esto concuerdo con lo que dijo el defensor al momento de hacer los alegatos, que la gente sentada desde su casa piden justicia, hoy tenían la oportunidad de ellos mismos poder hacerlo, creo que les faltó ese coraje que uno debe tener cuando tiene que tomar decisiones difíciles. Obviamente no es fácil tomar una decisión sobre la libertad de una persona, pero como ciudadano que uno es en la vida hay que jugársela. Creo que faltó eso", concluyó.

"Estas son las reglas del juego y las respetamos"

El veredicto del jurado lo sintieron como un baldazo de agua fría. Buscaron mantener la forma, pero los gestos fueron elocuentes. La querella jamás sospechó que no prosperara ninguno de los agravantes. "Estoy sorprendida", se sinceró en diálogo con este Diario la fiscal María Paula Serrano.

La conversación se dio tan sólo segundos después de la intervención del jurado. La novedad no había sido digerido aún, difícilmente aún hoy lo haya sido. "El resultado fue para el jurado que es un homicidio simple el hecho, que yo insisto que creo que las dos agravantes estaban acreditadas", añadió.

"Sé que es muy difícil llegar a la unanimidad, que es lo que se requiere para los casos en los que la condena sería a reclusión a cadena perpetua. Necesitábamos los 12 votos del jurado, es difícil que los 12 estén de acuerdo", continuó quizás buscando entender lo sucedido.

"Son las reglas del juego, sabemos que es muy difícil llegar a la unanimidad, que 12 personas completamente diferentes se pongan de acuerdo y piensen igual respecto de un hecho, que cada uno vio desde su óptica, desde su experiencia y desde sus vivencias personales. Se obtienen estos resultados, a pesar de que la prueba era contundente respecto de las dos agravante. Pensamos que por ahí, por lo menos una de las dos la daban por acreditada, indistintamente una o la otra, que también se requerían 12 votos, pero no fue así".

Por último, ante la pregunta de si pensaba que esto hubiera ocurrido con un tribunal técnico, es decir un juez encargado de tomar esta decisión, fue tajante. "Estoy segura que eso no pasaba, que hubiéramos conseguido una condena a reclusión perpetua, porque el hecho es brutal, de una violencia inusitada, es un hecho planeado, eso quedó totalmente acreditado en el debate, pero estas son las reglas del juego y las respetamos".

"Coincido con el jurado que no estaban dados los agravantes"

La perspectiva y la lectura de los hechos cambia radicalmente cuando la pregunta se le hace al defensor, el doctor Gustavo Javier Herrera, quien igualmente no se mostró del todo conforme con lo obtenido. "Si bien no es lo que esperaba, porque consideraba que la situación se planteó se podía entender que se trató de un homicidio en emoción violenta, si coincido con el jurado que no estaban dados bajo ningún concepto los agravantes que exigía la fiscalía", detalló.

"Nosotros entendíamos que sí había un homicidio, de hecho reconocimos su autoría, pero no se había dado como se relató. La situación fue muy distinta, y tuvo que ver con una situación puntual, nunca con la intención de lastimar, sino que fue producto de una circunstancia, por eso entendíamos que la emoción violenta, donde apuntábamos y lo que queríamos", continuó.

Pese a ello, añadió que "el homicidio simple sí tiene y encuadra más que el extremo que pedía el Ministerio Público Fiscal, porque no me parecía que hubiese elementos como para que una persona termine de por vida detenida".

"Creo que el jurado entendió que esto era una cuestión netamente de un hecho en sí, asumido por la parte, y que no hubo más extremos o más agravantes como pedía la fiscalía. Fue un hecho que se dio en esas circunstancias y se entendió. Sí coincido con el jurado en que no había posibilidad de que una persona termine privada de su libertad por el resto de su vida con elementos o agravantes que no existieron y que no se pudieron probar", enfatizó.