Tras una ola de calor seguida de intensas lluvias, el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y zonas aledañas se enfrentan nuevamente a la presencia del mosquito Aedes albifasciatus, conocido como el mosquito de la inundación.

Esta especie, que habita en áreas rurales o periurbanas, se caracteriza por formar colonias numerosas y ser más agresiva en sus picaduras. Además, es portadora de la Encefalomielitis Equina del Oeste (EEO), enfermedad que ha causado la muerte de siete personas en varias provincias.

Las tormentas con precipitaciones abundantes contribuyen a la proliferación de estos mosquitos, ya que generan encharcamientos temporales que reactivan los huevos latentes. María Victoria Micieli, directora del CEPAVE, señala que estos huevos pueden sobrevivir en condiciones secas durante un año o más, esperando a que las lluvias los vuelvan a inundar.

Ante esta situación, se recomienda tomar medidas preventivas como el uso de repelentes, la instalación de espirales en los hogares, el uso de ropa que cubra el cuerpo y la implementación de estrategias de fumigación a nivel comunitario.

La reaparición del Aedes albifasciatus resalta la importancia de la vigilancia y control de estos vectores de enfermedades, especialmente en áreas afectadas por condiciones climáticas extremas.