Todo es muy variado, por supuesto. Después habrá que ver si el corte que quiere el cliente "le va" con su cara. Ese es otro tema. Y es ahí donde Gastón aconseja, sugiere, casi sutilmente, cómo podría ser el corte. Y después sí, manos a la obra. En menos de 20 minutos uno irá con el corte que tiene y se va con el corte que, en realidad, quiere. Y si es una mujer, tardará unos minutos más porque hay que lavar, peinar, secar y todo lo que "ellas" quieren hacerse en la cabeza. Inclusive, van dos veces por semana a Cut Off para "estar lindas" para el finde.

Gastón Bonasía hoy celebra su día, por supuesto. En su familia no había peluqueros, pero a él ya le gustaba eso de cortar el cabello. De pibe, cuando vivía en el barrio San Vicente sur (9 de Julio entre Rendón y Canaveri). Ahora ahora está instalado con su peluquería en España y Las Heras. "Hace cinco años que estoy acá", cuenta. "Estuve ocho años en Buenos Aires. Me fui a estudiar en 2007, después que terminé el secundario en Colegio Nuestra Señora del Rosario. La primaria la hice en el barrio, en la Escuela 51 "Pedro Goyena". Entré en la ACP, una academia de renombre en Sudamérica; también hice cursos en la escuela CERINI, que es otra cadena muy grande de Buenos Aires; allí trabajé tres años. También en Cool Cuts, que es la rival en cuanto a estilos. Allá, en Capital, las peluquerías se dividen en estilos" cuenta Gastón, mientras sigue manejando la tijera con una ductilidad asombrosa, mientras Sara espera en el otro sillón -ya con el pelo mojado- para continuar con la segunda etapa del trabajo.

"Me gustó siempre la peluquería. Después se marca la diferencia respecto de lo que uno pone en cortar el pelo, en hacer su trabajo. Depende del talento, de uno mismo, del mérito que pongas y de la capacitación. Es que hay que capacitarse todo el tiempo, porque las modan van cambiando permanentemente. Inclusive ahora se tiende a lo retro. Los hombres están yendo a la barbería, que existió hace ya muchos años; es de la época medieval. En aquel tiempo los peluqueros eran dentistas, que hacían las llamadas sangrías y por eso en las peluquerías luego se veían columnas con el color rojo", agregó Gastón, casado con Melisa Díaz (es contadora, de Berazategui, "pero se vino conmigo a Olavarría" dice feliz, o doblemente feliz porque dentro de poco tendrán un bebé).

"Las modas las imponen las revistas o las grandes cadenas, que dicen que para el verano vamos a hacer tal estilo y todas van detrás de esa moda. Como pasó con el desmechado, o con el corte tipo Beatle que se impuso desde Inglaterra. Generalmente, las tendencias vienen de algún país" sigue diciendo Gastón (así le dicen las clientas) o "Ruso" (así le dicen los clientes). Mientras tanto, después de haber cortado con la máquina "en la parte de atrás", se viene el corte en la parte superior de la cabeza, pero ahí es donde la tijera aparece y hace magia.

Respecto de lo que hace cada día con sus clientes/as, Gastón dijo que "trabajo en general. No me gusta encasillarme en algo determinado. Es que me gusta que a mi peluquería venga la familia. Viene la señora o el hombre de 80, sus hijos y sus nietos. Es que este es un barrio tradicional y me gusta eso de que vengan todos" explicó Gastón, para señalar que "también vienen muchos hombres; ahora ellos requieren más cuidado, le dedican más tiempo a su cabello, está más metrosexual, lo usan corto al pelo y vienen seguido para mantenerlo, casi seguro una vez por mes. Mientras que la mujer viene más seguido cuando se acerca el verano y es ahí donde se hacen shock de queratina, cauterizado, alisado, plasiticados y nutriciones. Y vienen hasta dos veces por semana a la peluquería, a hacerse color y el tratamiento, o a hacerse brushing (lavado y peinado)" continuó contando.

"Esta es una peluquería en la que se exigen cortes de acuerdo con la moda y también lo tradicional. Pero la clave está en respetar al cliente, y fundamentalmente en saber entender lo que quiere e implementar el corte que pide. Uno también tiene que asesorar, sobre todo de acuerdo con el tipo de pelo que tenga el cliente que llega por primera vez. Antes, las de rulos querían el pelo lacio y las de pelo lacio querían el rulo; siempre fue un poco así. Pero no hay dudas que las modas las imponen los famosos y la televisión, tanto en la mujer como en el hombre, y también las grandes cadenas de peluquerías, y luego la gente consume todo eso. Y uno está acá para hacerle el corte que más le gusta y el que mejor le queda" terminó diciendo Gastón Bonasía. Habían pasado 20 minutos exactos entre charla y corte. Enseguida retomó el trabajo en la cabeza de Sara, que quería quedar "más linda que nunca" el fin de semana.