"No me pagaron el sueldo a cambio de nada"
En diciembre se vuelve a su casa. Gustavo Alvarez admite que el Concejo Deliberante ha bajado en calidad en los últimos años. Dice que ha "pisado muchos callos". Que el sistema de cobro de Servicios Urbanos es "peor que el anterior". Y que le reconoce al Intendente "haberse animado" a promulgar el aumento en el Impuesto a la Piedra.
El 10 de diciembre se acaba un ciclo en el Concejo Deliberante. Y dos históricos quedarán en el camino. Dos hombres separados tajantemente por las ideas y los objetivos. Pero que, a regañadientes, asumen que el otro sabe. Ni Julio "Chango" Alem (¿radical?) ni Gustavo Alvarez (intransigente) tendrán banca al menos en los dos años siguientes. Y habrá un vacío. Importante.
Alvarez ha mantenido un camino de rigurosa coherencia, fiel a sí mismo y a sus convicciones. "Hemos pisado muchos callos", dice. Consciente de que, además de sus pocas ganas de transigir políticamente, su calidad de dirigente fastidioso con el poder le allana el camino de regreso a casa. Hoy no encuentra cómo canalizar, en la ciudad, su adhesión incondicional a Cristina Fernández. Admite que Eseverri -José- tiene aciertos en la gestión. Pero le suma la misma cantidad de falencias. Del resto de las propuestas K, prefiere ni hablar. Por eso hoy recorre con una línea al pasado un camino que dejó herencias muy ricas para la ciudad. Y cree que el Concejo viene sufriendo una baja en su calidad que se agudizará después de diciembre. Fundamentalmente, "por falta de conocimiento y poca voluntad de aprender".
En 1997 llegó por primera vez al HCD de la mano de Mario Méndez. En 2001 ambos fueron reelectos. Pero el 14 de mayo de 2002 el dirigente víctima de la dictadura murió de un shock hipertensivo. Y Alvarez llegó hasta 2005 en la flaca compañía de Stella Morey. Por céntimos no renovó y faltó dos años en el Concejo. Regresó en 2007 de la mano de Silly Cura -es decir: formó parte del aparato de Coopelectric al que se ha opuesto tantas veces-, al año conformó un bloque unipersonal y volverá a su casa en poco más de cuatro meses.
"No es la primera vez, ya me ha sucedido", dice con una media sonrisa. "Indudablemente todo se hace mucho más difícil no estando. Desde adentro uno tiene un acceso bastante inmediato a las cosas, a poder influir directamente. Estando afuera se corta. De todas maneras somos militantes y vamos a difundir nuestras ideas en el terreno que nos toque".
Alvarez asegura que "me voy del Concejo muy tranquilo. Creo que el paso nuestro no ha sido un paso intrascendente". Toma aire y se prepara para el repaso. "En la primera época de cerrazón del gobierno municipal, cuando era imposible sacar nada porque por el simple hecho de que lo planteáramos nosotros la respuesta era no (estoy hablando de Helios Eseverri), en ese momento tuvimos algún rol importante poniendo a la luz pública algunas cosas".
En primer lugar, "fuimos los que destripamos el contrato de concesión de Obras Sanitarias, lo profundamente injusto que resultaba; hoy no está como uno pretende que sea, pero se logró cambiar el sistema tarifario y se fijaron algunas bandas de consumo más acordes con la realidad". Entonces enumeró "la denuncia penal por Vivienda, en la que la Justicia comprobó que no eran denuncias al voleo como dijo Eseverri, sino una estafa de más de un millón de pesos"; la interpelación al entonces Intendente por mantener en su cargo a un ex militar sospechado de delitos de lesa humanidad y que hoy está preso en Marcos Paz, junto a otros tétricos personajes y "evitar que se regalara el yacimiento de caliza de la calle San Martín a Cemento Avellaneda".
La gestión de José Eseverri "en una primera instancia mostró un espíritu más abierto que la del padre", pero en su transcurso "hemos podido frenar esa seguidilla de pedidos de aumento en los boletos de los colectivos, que se otorgaban así no más total los pagaba el usuario".
Y tal vez el último y más importante de los legados de Alvarez fue el aumento del 50% en la alícuota del Impuesto a la Piedra, que implica una suma de 14 millones anuales a los recursos de la Municipalidad. A pesar de la mezquindad con que algunos sectores se opusieron. "No me han pagado el sueldo a cambio de nada", redondea.
El final
Alvarez intentó el agrupamiento de sectores kirchneristas que no coincidían en plenitud con la gestión de José Eseverri a modo de alternativa. Pero no resultó. Hubo acercamientos a sectores como el Suteba, que luego participaron del acto de lanzamiento eseverrista. Con Saúl Bajamón, con la gente de Martín Sabbatella, conversaciones cuya frustración terminó, incluso, mellando afectos personales. Hubo intercambios con kirchneristas puros o camporistas como Walter Abarca o César Valicenti. Que terminaron apoyando al peronismo - santellanismo - Capuano Intendenta. Es decir, todos jugaron la propia. Y es en ese punto cuando Alvarez subraya. "Nos hemos caracterizado por pisar muchos callos. No vamos a cambiar eso".
El Concejo
Cuando piensa en el futuro Concejo, aparece cauteloso. "No sé quiénes van a estar. A la mayoría no los conozco. Y han sucedido algunas alquimias políticas impensables, para colmo". Se refiere, obviamente, a la alianza cupular Alfonsín - De Narváez que terminó legitimando un acuerdo de hecho preexistente entre Unión Celeste y Blanco de Urlézaga y Milesi y el Acuerdo Cívico de Cladera y Cominotto.
"No me animo a pronosticar cómo puede ser. En la última sesión estuvimos más de media hora discutiendo cosas que tenían que ver con el no saber. Con el desconocimiento de si tal cosa o tal otra se podía hacer o no. Eso es un problema grave. Porque quien no conoce su propia función no está en condiciones de discutir cuestiones de intereses con gente que pretende seguir conservando los privilegios que han tenido durante mucho tiempo". Entonces "para poder plantear alternativas o cambios necesarios un concejal tiene que tener conocimiento de las herramientas".
Para Alvarez "hace bastante que el Concejo ha ido bajando escalones y se pierde un tiempo muy grande no por la contraposición de ideas, sino simplemente porque no se sabe o porque alguien dice no se puede. Hay gente que no sabe si puede o no puede. Y eso es muy grave". Es decir "se ha perdido el debate de posiciones políticas porque no se entiende para qué están las herramientas legales".
Analista, discutidor por esencia, al concejal saliente le parece "preocupante que haya una idea generalizada de que a las cosas no hay que discutirlas". Herencia cultural clara de 25 años de hegemonía helioeseverrista. Si algo lo irritaba de la democracia al paradigmático intendente era eso de "perder tanto tiempo en el debate" (sic). "Especialmente cuando a alguien se le ocurre contrariar o insistir en que algo injusto no está bien", redondeó Alvarez. Y dejó bien en claro que "parte de esa política fue desarrollada sistemáticamente por (Julio ''Chango'') Alem", un alumno dilecto de Eseverri -Helios- que "en los debates no participa demasiado y siempre trató, desde la presidencia, de frenar la discusión". Sin embargo, "es verdad que es una de las pocas personas que conoce".
+José -José
Gustavo Alvarez reconoce hitos de gestión de Eseverri -José- y rechaza medidas medulares. Sin embargo, no alude nunca a la política social del Municipio ni a las posturas del Intendente en temas de seguridad-inseguridad y policía-corrupción. Son canales por los que las pisadas de Alvarez casi nunca transitaron.
Para él lo peor es "haber desvirtuado totalmente la reforma en Servicios Urbanos, destinada a que pagara más quien más tenía. Y ahora pagan más los que no tienen nada. El sistema actual es peor que el de antes. Una casa en Villa Mailín paga igual que un departamento frente a la plaza". Para el concejal es un tema determinante: "De dónde saca los recursos es lo que define a un gobierno".
El segundo reproche está centrado en que "no ha puesto los ojos en un tema crucial, que ha minimizado: la falta de una política de vivienda municipal". Y tercero, "el funcionamiento de las cosas: el Ejecutivo tiene una cerrazón a poner la información sobre la mesa para discutir con el Concejo. Eso obedece a una cuestión de permanente disputa con algunos de los bloques". Entre paréntesis, Alvarez le concedió una mínima luz al Ejecutivo: "Es verdad que a veces uno escucha en el Concejo algunas posiciones tan livianas y tan de eslogan para titular, que no resisten el menor análisis...".
Como contrapartida, consideró positiva "la extensión de la red de agua, que reclamábamos hace mucho tiempo", aunque "faltan clarificar algunas cosas. El padre -del Intendente- privatizó el servicio. Y ahora las inversiones las hacemos nosotros y la concesionaria sólo toma los nuevos clientes...".
Finalmente, rescató como crucial "haberse animado a ponerle el gancho al aumento del Impuesto a la Piedra", a pesar de que no existía un gran convencimiento oficial previo.
Final
Alvarez retorció el atado vacío de Imparciales, cebó otro mate en jarro de loza blanco con asa única, buscó por costumbre entre carpetas apiladas y abrió un documento de Excel en la PC. En poco menos de cinco meses ya no habrá banca del PI en el Concejo Deliberante. Unos cuantos respirarán aliviados.
Las tarifas de servicios públicos por ejemplo, que podrán expandirse con escaso obstáculo.
Y algunos sectores históricamente incomodados por la excesiva curiosidad y la precisión de cálculo del que se va, sin que ni siquiera haya posibilidad de votarlo.