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"El libro nos regaló un viaje", dicen, de repente, los más grandes del colegio. Esos que este año se van y ya lo hacen notar. Irán a Sierra de la Ventana como cierre de una de las etapas más inocentes de la vida: la escuela primaria. ¿Pero quién asociaría un viaje de egresados con la pluma de un escritor? Los chicos de 6º año A y B del Colegio José Manuel Estrada pueden certificar que están íntimamente entrelazados. Es que se inspiraron en la historia de Florencia, una nena de 12 años -como ellos- que confeccionaba listas para ordenar prioridades y ante la inexplicable ausencia de su padre, un día decidió asumir su habilidad para hacer "nada" ayudando a su mamá a alivianar gastos siendo estatua viviente en la plaza de su barrio. La protagonista de "También las estatuas tienen miedo", creada por Andrea Ferrari, llevó a los alumnos locales a poner manos a la obra y organizar una Galería de Estatuas que ya deslumbró dentro del establecimiento educativo. Pero pretenden mostrar-se más allá de las aulas y, en sintonía con el cumpleaños de la ciudad, harán una muestra en el Parque Mitre el 22 de noviembre.

"A partir de leer un libro de Andrea Ferrari se nos ocurrió una idea para recaudar plata para nuestro viaje", admiten casi a coro los chicos que fueron tras las palabras de la escritora y periodista ganadora del Premio Jaén de Narrativa Juvenil 2007.

Es miércoles y el recreo llega a su fin mientras ellos hacen un alto para contar su propia historia. "Se nos ocurrió hacer una Galería de Estatuas y algunos chicos hicieron de soporte", explican a EL POPULAR, tras detallar que detrás de los más de 60 estudiantes involucrados hubo mucho más en juego. Aparecieron papás y abuelos dispuestos a convertir una simple tela quirúrgica blanca en un traje de la Bella y la Bestia, de Michael Jackson, la Bella Durmiente o Los tres chiflados.

Lo hicieron con la guía de las profesoras de Prácticas del Lenguaje y Sociales, Carola Villalba; de Plástica, Daniela Sciara; de Matemática y Naturales, Verónica Hipperdinger y la bibliotecaria María de los Angeles Salvatierra.

¿Pero qué se generó dentro del aula? "El respeto por la escucha y trabajar la ansiedad: el libro se leyó en un mes y medio y en el paso a paso, para construir de a poco. La historia les encantó, los atrapó mucho", admite Carola Villalba, como vocera del grupo docente.

Eran propósitos escuchar, opinar y comentar una obra literaria; además de ejercer prácticas de escritor y colaborar con la revisión de textos, además de establecer relaciones entre la literatura y otras artes.

"Nunca lo habíamos hecho y estábamos nerviosos", confiesan los chicos, recreando la exhibición del 26 de septiembre. "Todos ayudaron en nuestras casas, la familia completa", añaden. Y funcionó: la escuela les quedó chica porque más de 150 personas se acercaron para comprobar qué había debajo de esos ropajes que iban cobrando vida.

La lista

Le destinaron una hora semanal a la lectura de ese relato perteneciente a la escritora de la revista Porteño y el diario Página/12. Además buscaron fotos de estatuas vivas y se ocuparon de ir escribiendo lo que se les iba ocurriendo sobre cada personaje.

"Cuando se cortaba la clase nos quedábamos con la intriga y cada uno nos imaginábamos cómo podía seguir la historia", reconocen esos chicos que jamás olvidarán a la mamá de Florencia, Mimí; ni al Rey, un actor que le enseñó a la pequeña unos trucos esenciales. Tampoco a Claudina, la compañera más odiosa del colegio; o Daniel, el chico que le gustaba.

El humor y la inteligencia de Andrea Ferrari los sumergió en la aventura de transitar hacia la adolescencia y se sintieron totalmente identificados. Tanto que establecieron contacto con esa mujer que tan bien supo interpretar por dónde pasa la vida a los 12 años y que ha publicado "Las ideas de Lía" y "El complot de Las Flores". En esta historia habla de "una chica de nuestra edad a la que le pasan las mismas cosas que a nosotros", cuentan los estudiantes.

"Le mandamos un mail a la autora y nos mandó una carta como cierre que se la vamos a leer a los chicos cuando terminen de exponer" a fines de noviembre, aclara el equipo docente, mientras los chicos miran con intriga. La escritora, además, subió las fotos de la Galería de Estatuas realizada en septiembre a su propio blog.

"Optó por ser estatua porque las cosas que hacía le salían mal y sentía que no servía para nada, típico de la adolescencia y se trabajaron todos esos valores", relatan las docentes.

Esos chicos que en marzo empezarán la secundaria se transformarán, al menos una vez más, en esculturas con vida para los demás. Eso sí, harán como Florencia: en su lista de Lo Mejor del Año seguramente aparecerá Andrea Ferrari, y no únicamente por haberles contado cómo es que viven las estatuas.