Cada 11 minutos muere una mujer por una enfermedad cardiovascular en el país
Entre 2005 y 2015, según cifras oficiales del Ministerio de Salud de la Nación, la mortalidad femenina por infarto de miocardio aumentó más del doble que en los hombres.
A los factores de riesgo comunes a ambos sexos -diabetes, hipertensión arterial, obesidad o sobrepeso, dislipidemia (exceso de colesterol y de triglicéridos), sedentarismo, tabaquismo, depresión, y el estrés, que en general afecta más a su corazón se agregan otros factores de riesgo específicos: el embarazo pretérmino, hipertensión y diabetes gestacionales, la menarca y la menopausia, además de los tratamientos oncológicos y enfermedades autoinmunes, que también elevan el riesgo cardíaco.
En el marco de una campaña nacional "Mujeres en Rojo Argentina" (adhesión a la iniciativa internacional "Mujeres en Rojo" -Go Red For Women- liderada por la American Heart Association), la Federación Argentina de Cardiología (FAC) realizó charlas a la comunidad y otras actividades públicas, difusión de información útil y comunicación interactiva a través de internet y redes sociales.
"Es un llamado de atención para todas las mujeres que no saben que la enfermedad cardiovascular es su principal causa de muerte, y para que las que lo saben actúen en consecuencia, porque ese conocimiento se debe traducir en acción, en favor de hábitos de vida más saludables, de hacerse los chequeos médicos correspondientes y de evitar todas aquellas cosas que dañan nuestra salud cardiovascular y que son modificables", señaló la cardióloga Mildren Del Sueldo.
"Hemos tenido muy buenas respuestas con nuestras campañas en los años anteriores, pero no es suficiente con hacer una campaña un año, y esta tarea de concientización tiene que ser intensiva", expresó por su parte Analía Molteni, médica cardióloga y secretaria de Comunicación de la FAC.
Desconocer es no actuar
Hasta no hace mucho, se pensaba que las mujeres eran más resistentes a las afecciones coronarias o menos propensas a padecer un infarto que el varón, pero hoy en día la mejora de las estadísticas ha demostrado que la patología cardiovascular está prácticamente igualada en mujeres y en varones, y que la morbimortalidad ha aumentado, justamente por la falta de conocimiento y por la falta de controles, porque esas creencias llevaron a las mujeres a pensar que eso no les iba a pasar.
Efectivamente, cada 11 minutos muere una mujer en la Argentina a causa de una enfermedad cardiovascular. Entre 2005 y 2015, según cifras oficiales del Ministerio de Salud de la Nación, la mortalidad de mujeres por infarto de miocardio aumentó más del doble que en los hombres.
En ese período, las muertes masculinas por esa enfermedad pasaron de 8.820 a 9.916 por año (12% de incremento), mientras que entre las mujeres el incremento fue del 27% (de 5.676 a 7.204 muertes anuales por infarto).
El mensaje central de la FAC es que esta preocupante prevalencia de enfermedad cardiovascular y sus factores de riesgo en las mujeres no son un hecho inevitable ni inmodificable, sino que se puede hacer mucho para revertir sus causas.
¿Cómo prevenirlo?
Para prevenir un ACV es necesario:
- Controlar la hipertensión manteniendo la presión arterial por debajo de 140/90. Este es el principal factor de riesgo para los sangrados cerebrales.
- Controlar el consumo de medicaciones antitrombóticas (aspirina, anticoagulantes): siempre deben ser indicadas y supervisadas por un profesional.
- Reducir el azúcar en sangre (diabetes) con controles periódicos con el médico de cabecera.
- Mantener un peso saludable con ejercicio moderado y dieta balanceada.
- Evitar el cigarrillo.
- Ejercer un consumo moderado de alcohol: máximo una medida por día (200 ml de vino, un porrón de cerveza).
- Evitar el consumo de drogas ilegales: especialmente cocaína y drogas endovenosas como la heroína.
Es importante tener en cuenta que algunos pacientes, especialmente los jóvenes, pueden presentar malformaciones congénitas de las arterias o venas, como aneurismas o malformaciones arteriovenosas que predisponen a los sangrados, aún sin tener otros factores de riesgo.
"Sólo se realizan estudios preventivos en pacientes con antecedentes personales o familiares y bajo supervisión médica. Otros pacientes, en general mayores de 70 años, pueden presentar ACV hemorrágicos por enfermedades específicas", indicó la especialista.
El estrés, otro desencadenante
En los últimos años apareció evidencia suficiente de que a la conocida lista de los factores de riesgo crónicos para la salud del corazón deben sumarse el estrés y la depresión.
"El tema es tratar de manejar el estrés, ya que es imposible vivir sin él", destacó Del Sueldo, quien hizo hincapié en las situaciones de estrés agudo, como las que se producen ante un hecho de violencia o la pérdida de un ser querido.
"La reacción a estas situaciones puede causar lo que se ha dado en llamar enfermedad de Takotsubo, miocardiopatía inducida por estrés o ‘síndrome del corazón roto’, una patología que fue identificaba en el mundo oriental y que en el 90% de los casos afectaba sólo a mujeres, pero en los últimos años, sin que sepamos por qué, se ha ‘occidentalizado’ ", señaló la especialista.
"No podemos cuidarnos de aquello que no vemos; por eso, si la mujer no entiende que la enfermedad cardiovascular y sus factores de riesgo son una amenaza para ella, nunca va a actuar en consecuencia", concluyó Del Sueldo. "Nos hacemos el papanicolaou y la mamografía todos los años porque desde chiquitas sabemos que después de los 40 años esa es la forma de prevenir el cáncer; y es hora de saber que también podemos prevenir la enfermedad cardiovascular y para eso tenemos que actuar ahora".
Los riesgos del ACV hemorrágico
El Accidente Cerebro Vascular (ACV) hemorrágico o hemorragia cerebral es causante del 15% de los ACV totales. Se produce cuando una arteria o vena en el cerebro se rompe y derrama sangre dentro del mismo o en las meninges que son las capas que lo recubren. Esta sangre daña el tejido cerebral produciendo diferentes síntomas según la localización del sangrado.
"Habitualmente los pacientes con ACV hemorrágico tienen peor pronóstico y más secuelas que los pacientes con ACV isquémicos o infartos cerebrales", señaló Maia Gomez Schneider, encargada del área de enfermedades cerebrovasculares del Instituto de Neurología y Neurocirugía del Sanatorio de Los Arcos. No obstante, los factores desencadenantes se pueden prevenir y una atención rápida mejora las posibilidades de sobrevida.
Los síntomas de un ACV en general aparecen de manera súbita y repentina. Los más frecuentes son: debilidad o falta de sensibilidad de la cara, brazo o pierna, especialmente de un solo lado; alteraciones del habla, ya sea por no comprender o no poder expresarse correctamente; problemas visuales; de equilibrio y coordinación, cefalea muy intensa y súbita que puede ser aislada o repetirse varias veces y somnolencia que puede llegar al coma.