Y en 1971 se vino a jugar a Estudiantes. Debutó en un torneo amistoso que se jugó en Ferro Carril Sud. Era un cuadrangular. Buzo naranja con vivos negros, pantalón blanco y medias blancas y negras. Desde ese momento fue bataraz, claro. Aunque también atajó en Sierra Chica, San Martín y la Selección de Olavarría, y en el plantel de Loma Negra cuando era arquero Oscar Martín "Oso" Sánchez, con quien se conocía de Gimnasia.

Pero Ramón Saúl Campagnale (67) es azuleño. Pero olavarriense por adopción. Su familia siempre estuvo en Azul "y cuando vivían mis padres siempre iba. Ahora tengo a mi hermana en Azul", arrancó contando Cacho.

"En 1973 me convenció Portarrieu para venir a instalarme a Olavarría. Jugaba en Estudiantes y trabajaba en mi consultorio privado en La Plata y tenía la cátedra de periodoncia, como docente en la Universidad de La Plata. En el diario El Día me hicieron una nota y dije que a fin de año quería abandonar el fútbol porque estaba muy encerrado en la concentración. Me casé y vine a jugar ese partido contra la Selección. Con el Loco yo siempre hacía banco y jugaba algún amistoso. Yo quería jugar, sí, pero mucho más ejercer la profesión. Si entrenaba doble turno, no podía trabajar. Era imposible hacer odontologúa de esa manera. Y más estando el Loco adelante mío", siguió contando Campagnale, quien hoy -como sus hijos, su yerno y tantos colegas- celebra el Día del Odontólogo.

"Fui un eterno suplente. De Jerónimo, Minoián, Carballo y Gatti. Siempre en Gimnasia, aunque después jugué en Tigre. Yo me fui a La Plata a jugar al fútbol. Estaba en tercer año del secundario y me compró gimnasia; terminé el secundario y empecé odontología. ¿Por qué?, fue gracioso. Eduardo Grisutti, un compañero de quinto del Normal 3 de La Plata, me dijo que arrancara el curso de odontología, para ganar un año. Era de septiembre a diciembre, y si se aprobaba ese curso en marzo empezabas primer año. Era Escuela de Odontología de la Universidad de La Plata. Me dijo "a la mañana vas a la Escuela, vos entrenás de dos a cinco, y luego vamos al curso". Y fuimos al curso. Eramos ciento y pico, y entraban solamente 30. Yo entré y él quedó afuera, aunque al año siguiente entró. Todo fue por acompañarlo a él. Mi prioridad era el fútbol y de paso estudiaba. Y al final, en cuarto año, me entró a gustar mucho, me recibí concentrado en Estancia Chica. Salí, rendí la última materia con 10 (prótesis completa) y volví a la concentración; el domingo jugamos contra San Lorenzo y le ganamos 3 a 2 en el Bosque. Clasificamos para jugar la eliminatoria de la Libertadores con Central, River y Ferro, y hubo huelga y fue a jugar la tercera de Gimnasia y quedamos afuera. Eso era en 1970", recuerda el "Campa".

"Y al final me vine a Olavarría; me radiqué acá. Viajaba un día por semana a La Plata durante un año más y ya me quedé definitivamente. Nació Rodrigo, luego Ramiro y después Romina. El primer consultorio estaba en la calle Necochea, frente a lo de Emiliozzi, pegado a la casa de Tito y doña Irma. Mis hijos estaban todos los días con doña Irma. Atendí hasta 1979 y me vine a la calle España, y en el 1983/1984 se incorporó Jorge Tripichio. Y en la clínica Vivax estamos desde diciembre de 1998, en Bolívar y Moreno", siguió contando.

"No era mi idea montar una clínica. En la calle España fui creciendo mucho y al tener el contacto con Jorge, que primero comenzó atendiendo en Lamadrid casi Bolívar -con él tengo un lazo familiar, lejano, pero existe-, y entonces decidí construir arriba dos consultorios para él. Y se vino conmigo. Ya en 1998 se venían desde La Plata Ramiro y Rodrigo ya recibidos y había que agrandar, y entonces construí la actual clínica. Encima, ellos se trajeron a Lucas Varalli (esposo de Romina). Y también está colaborando conmigo la doctora Josefina Mitoraj", agregó.

"En la clínica se hacen todos los trabajos que tiene la odontología. Es una clínica integral de odontología. Cada uno tiene su especialidad, por supuesto, y así se cubren todas los aspectos de esta profesión. Claro que la forma de trabajar fue cambiando de una manera tremenda, en todo. Hace treinta años yo hacía implantes y se trabajaba de una manera casi artesanal, y ahora tenemos una aparatología espectacular, de alta tecnología, que facilita mucho el trabajo al odontólogo, en cuanto a la rapidez, a la calidad, eficiencia y tiempo", explicó Ramón.

"Pero de a poco voy aflojando. Me voy retirando de a poco de la profesión. No quiero que sea de golpe. Dejé el fútbol y jugué cuatro años más en Azul, en Sportivo Piazza. Jugué hasta 1980, di la vuelta olímpica con Estudiantes y me fui; luego vino Pancho Rago para jugar el Regional. En la final del local le ganamos 1 a 0 a Ferro en la cancha de Racing. Y con la odontología hago lo mismo", comentó con cierta nostalgia porque se va despidiendo de a poco de su consultorio.

"Hice periodoncia intensa durante veinte años, y después fui incursionando en la ortodoncia, que es lo que estoy haciendo actualmente. También fue mucho el cambio, en forma permanente. Inclusive el sistema de brackets. Está la ortodoncia lingual, la invisible, la filosofía autoligante que está también con brackets pero con un sistema especial. Hay ortodoncia convencional también. Lo último es la autoligante, que lleva puesto en la dentadura un sistema parecido a los brackets comunes -para explicarlo fácilmente-, pero que actúan en forma libre provocando un mejor desarrollo de los maxilares, haciendo efecto ortopédico en los maxilares, logrando resultados realmente espectaculares. Además, se acorta el tiempo del tratamiento. Uno de 30 meses se puede llevar a 18, y las consultas pueden hacerse cada 60 ó 90 días" explicó acerca de su especialidad.

"Es muy bueno el nivel actual de la odontología en Olavarría, hay muchos profesionales y muchos jóvenes con un gran nivel profesional, y hay que dejarle el camino libre a ellos" terminó contando Cacho Campagnale, ya más dispuesto a seguir jugando al tenis (su otra pasión, como alguna vez fue el pádel), a disfrutar cada día de la vida y de sus nietos. Aquel arquero que un día se fue a Gimnasia y Esgrima La Plata, que vino a Olavarría y se quedó para siempre, para defender los colores del Bata y para desarrollar su profesión hasta ser uno de los odontólogos más jerarquizados.