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Como nos ha pasado a muchos, la radio formó parte de gran parte de nuestra vida. Y no precisamente por ser escuchas activos, que eligen una emisora día a día, sino porque muchas veces el lugar donde trabajamos, la gente con la que estamos o el ambiente en el que estamos se llena de esa conjunción de palabras, música y silencios especiales.

Florencia Ibáñez -o "Flopy"- es nacida en Olavarría y su historia de amor con la radio no difiere a lo recién mencionado. Ya siendo pequeña la atraía la capacidad de ese maravilloso medio tan pequeño e infinito. Y después de tomar la decisión de dejar la idea de estar en un aula enseñando para pasar a estar en un estudio de radio aprendiendo y conociendo junto a los oyentes y compañeros, llegó a Continental.

Hoy conduce "Florencia Ibáñez a Medianoche" desde las 0 y hasta las 2 de la madrugada de lunes a viernes, y los domingos su ya tradicional "A vivir" de 10 a 12 horas, un espacio que ya se instaló en la radiofonía argentina con su particular estilo tan cálido y cercano.

En el marco de un nuevo aniversario en que los Locos de la Azotea hicieron la primera transmisión de radio desde el techo del Teatro Coliseo en 1920, Florencia habló de su vida de radio, de su gran pasión, el amor de sus compañeros y el aprendizaje constante al lado de grandes personas. Una gran carrera profesional contada desde la humildad.

Amor a primera escucha

"Cuando era chica, me atraía la capacidad de forma casi exclusiva y personal que tenía la radio. Me hacía soñar, me enamoraba de las personas que escuchaba, me generaba un mundo en lo musical, mucha magia. Me encantaba escucharla de noche cuando apagaba las luces. Podía vivenciar eso, a los músicos, las orquestas, las voces", dice Ibañez.

-¿Cuándo se introduce la radio a tu vida?

-De más chica, en casa de mi abuelo Ibáñez -que trabajó en diario EL POPULAR- había una mucama divina que escuchaba la radio porque era su compañía mientras planchaba y cuando era chica me quedaba con ella porque leían historias de "Platero y Yo", y me generaba alegría escucharlo. La radio me hace recordar esos momentos... Era como un hogar para mí, me sentía protegida. Además era un clásico que si mamá se iba a trabajar me quedaba sola y escuchaba radio, era mi protección, y creo que un poco es así: la fantasía de alguien que te acompaña.

-¿Cuándo decidiste meterte de lleno en este mundo?

-A mí me gustaba la docencia, mis padres y abuelos habían sido docentes. Yo estaba estudiando para profesora de Literatura y Maestra Jardinera. Cuando me tocaba leer, me decían que tenía una forma de contarlo que bien podía ser para algún medio de comunicación, porque lo transmitía de modo que llegaba a los demás. Yo escuchaba radio y pensé: "qué bueno sería que yo lo enseñe y hacerlo en radio". Fue entender que uno podía hacer una docencia enmascarada con música. Uno cuando piensa en un programa, "prepara una clase" o como una obra de teatro; piensa qué le gusta al oyente, la música, los textos, las entrevistas. Es tratar de hacer atractivos algunos temas al oyente. Por eso, un día desperté y dije que, más que dedicarme a la docencia, quería irme a la radio porque me parecía atractivo, ya que tenía alumnos ilimitados, más oyentes. Ahí fue que devine en locutora.

-¿Y cómo fuiste haciendo tu camino?

-Tenía la fantasía de hacer un programa. Hace 30 años me recibí, tenía 20 años. Yo soy de la camada de Feudale, de la Negra Vernaci, y los primeros trabajos que conseguíamos era para leer avisos a cualquier hora. Había que trabajar para traer plata a casa y en ese momento nos llamaban para suplencias en Navidad, porque era cuando los locutores oficiales se iban de vacaciones.

-¿Recordás la primera vez que hiciste esas locuciones comerciales?

-Fue en la Navidad de 1986 en Radio Splendid y era un programa de verduleros, del Mercado Central, donde hablaban de precios de verduras, de cómo combinarlas, y yo leía avisos de bananas. Mis tías que me escuchaban se re emocionaban. Al poco tiempo entré en Radio Clásica, de música de ese género, y ahí aprendí mucho de música y de los textos, de las óperas, enseguida me atrapó. A la par surgían otros trabajos...

-¿Cómo llegás a Continental?

-Me llamaron poco tiempo después. Trabajé en Continental en 1988 haciendo suplencias y en 1991 como estable. En 1993 quedé con Hanglin, que se fue en 2006. Hicimos "RH Positivo", donde participé mucho más, se creó el personaje del "pelito mojado", llevaba textos para leer, leíamos cartas de amor prohibido. Después Víctor Hugo entró en su lugar y la ruleta giró para otro lado, lo periodístico, y fueron años muy interesantes por las visiones de unos y otros sobre lo que pasaba en el país. Fue diferente a lo que hacía con Rolando, pero enriquecedor a nivel periodístico (ver aparte).

La radio hoy

-Cuando Víctor Hugo dejó la mañana en Continental hubo muchos cambios en la radiofonía, ¿los sentiste?

-Continental está midiendo muy mal. La Mañana de Continental, de estar en un 3er. lugar, pasó al 6º. Se perdió mucho la radio cuando sacaron a Víctor Hugo. El está en la AM 750 que supuestamente no escucha nadie, que sale con interferencias, y va 3º a la mañana. Continental hubiera tenido un gran año. Los oyentes los perdimos porque se fueron a Del Plata.

-¿La elección de los oyentes tiene que ver con lo que se vive en el país actualmente?

-Es un año muy fuerte, donde la grieta está muy marcada. Están en su mayoría los que escuchan Mitre y Del Plata. El resto van y vienen. Hay una AM definida en Radio Del Plata y Mitre que quieren saber qué pasa.

-Y vos estás en un horario diferente y con un género radiofónico distinto…

-Ahora estoy de 0 a 2 de la madrugada haciendo el programa que siempre soñé. Borges habla de que la ceguera que padeció no fue repentina, pero algunos colores veía. Y se agarraba de eso y cuando escribió el libro "El Oro de los Tigres" decía que recomendaba a los artistas a que hagan de las dificultades el mejor maestro. Yo pensaba que tiene razón, porque cuando uno ve que pasan algunas cosas las siente como derrotas, pero hay que reciclarlas para bien.

-En cuanto a la tecnología y los nuevos modos de hacer y escuchar radio, ¿qué pensás?

-Creo que es favorable, a mí gracias a eso me escucha gente de otros países. Creo que igualmente la radio va a seguir cumpliendo su función. A mí me encanta la famosa radio portátil, porque aunque se corte la luz, la tenés a mano. Lo que me preocupa es que las nuevas generaciones no se acostumbren a escuchar radio. Me preocupa que los jóvenes no escuchen AM, me gustaría que haya un mayor uso del oído. Me gustaría que no se privaran de sentir la felicidad que da el escuchar la radio, que para mí es el gran medio.

-¿Por qué creés que tiene eso que la hace tan especial?

-La radio es un micrófono, un operador, alguien que habla y todo está en la cabeza del oyente. Una vez Dolina dijo que la magia de la radio no era cómo el oyente se imagine que sos, lindo o feo, sino que le estimules el gusto por lecturas. La idea de que no sabes qué podés generar en quien te escucha. Además tiene la inmediatez. Siempre hay que reinventar, siempre hay que sacar conejos de la galera. Lleva mucho tiempo generar un vínculo de confianza y hay que cuidarlo cuando se genera.

-¿En qué pensás cuando hacés tus programas?

-Siempre hay que contemplar todos los escenarios para no herir a nadie, tener cuidado con las palabras. Yo pensaba que, lejos de ser la radio que muchos quieren hacer por ego personal, la radio tiene que cumplir un servicio, hay que pensar en el que escucha, en qué se puede mejorar, en con qué le podés hacer más llevadero el día, no ser cínico, ser la mejor persona que se pueda ser. Eso te lleva a estar vigente muchos años con compañeros de radio y los oyentes.

-¿Creés que por la convergencia de los nuevos medios de comunicación la radio va a desaparecer?

-La radio no va a terminar. Es algo que por el momento puede parecer que se termina, pero es la esencia de la comunicación. En las grandes ciudades no vemos lo indispensable que es la radio. Para mí es imposible pensar en que va a morir.

La "separación" de Víctor Hugo Morales

-¿Qué fue Víctor Hugo para vos?

-Era divinísimo compañero, un fuera de serie, un original. Conmigo era especialmente bueno. Algunos, los que no lo quieren, no van a creerme que es maravilloso hablar con él. Teníamos compañeros de La Nación que pensaban distinto y él nunca los juzgaba por eso; al contrario, apreciaba las diferencias. Estaba lejos de ser una persona que coartara libertades.

-Aprendiste mucho a su lado…

-Viví diez años codo a codo a su lado, fueron 10 años de 4 horas al aire todos los días sumado al tiempo que uno llega antes y el que se queda, con reuniones, teatros. Diez años intensos... Difícilmente haya alguien como él, es jugadísimo. Estuve al lado de una persona a quien miraba y decía "¿cómo se sale de esto?". Tener tantas acusaciones... muchos van a creer que peco de ingenua, pero era tremendo ver las mentiras. Pero siempre me decía que eso era parte del juego.

-¿Cómo tomaste su despido?

-Yo lo tomé muy mal, me puse triste y todavía estoy triste por eso. Eramos un equipo divino de gente. Te cuento un detalle en el programa PPP de Lanata o el de Del Moro siempre lo mencionaban y lo ponían en especiales. Pero si vos vas a su historia, él nunca ha nombrado a un colega, porque nos ha enseñado que no se debe ir en contra de un colega, ya que a lo mejor el tipo precisa el laburo o el dinero y por eso dice lo que dice. Yo aprendí de él sobre ética y compañerismo. Lo extraño por lo buen compañero que era porque; si nos veía mal, nos apoyaba.

-¿Y hoy están en contacto?

-Sí, a través de Beatriz, su mujer, nos hablamos. Es un tipo que quizás tiene un minuto libre y si te apreció mucho te llama. Demuestra que a pesar de que pasa el tiempo, recuerda al compañero. Me pide que no me pierda. Me es un alivio estar en contacto porque hemos sido muy compañeros.

-¿Y cómo seguiste vos después de eso?

-Yo me consideré despedida, porque echaron a todos mis compañeros que se embanderaron con el FPV, como Cynthia García o Segovia. Y en ese momento la contrataron a María (O’Donnell). La realidad es que yo quería quedarme en la radio, en mi trabajo. Pensé que me iban a echar después de 25 años y que me indemnizarían, pero no pasó. Me mandaron al horario de 0 a 2 de la madrugada y me dijeron que haga lo mío y ahí estoy. Estaba muy triste al inicio, pero recién ahora empecé a ponerle más onda... me cuesta un montón.