Pero este tema, trasladado a nuestra ciudad, todavía no está aclarado respecto de la calle que lleva el nombre del guerrero. Caminemos por esa arteria, y veremos si no es así:

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Arrancamos desde Avellaneda. Allí nace la calle La Madrid, según lo indican los flamantes carteles, que se instalan después de muchos años sin prácticamente nada en la materia.

Ya hemos ponderado en esta columna esta obrita del municipio, más allá que encontramos algunas pifias en la escritura, que como el caso de Hipólito Yrigoyen, ya comentamos.

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Llegamos a la Avenida Pueyrredón. Allí la calle La Madrid, según los indicadores, algunos clavados en las paredes de edificaciones esquineras, se transforma en Lamadrid.

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Seguimos caminando y llegamos a la Avenida Colón. Desde allí, ni La Madrid, ni Lamadrid. Sólo la flecha que indica el sentido del tránsito, en los carteles nuevos, y como si se los hubieran olvidado, cualquier forastero no sabría en qué calle transita. Y así sigue hasta inmediaciones del bingo.

Quizá a ese tramo habría que llamarlo la Calle de los Calientes, pues por allí regresan los apostadores durante las 24 horas del día.