Los orientales no cuestionan y directamente hacen lo que está dado por la metodología a seguir.

Ello no quiere decir que no piensen, sino que lo hacen de otro modo. Tal vez, los orientales puedan visualizar que no todo tiene respuestas en determinado momento, y que las mismas cambian y varían según el tiempo y el contexto, como así también desde el punto de vista en que se lo mire.

Por ende, posiblemente sea un pérdida de tiempo pensar antes que hacer, dado que en el hacer es donde posiblemente encontrarán alguna supuesta respuesta, porque más allá de razonar cada acción son conscientes de la importancia del "sentir".

Muchos maestros de Kung Fu exigen a sus estudiantes que practiquen duramente meses la Postura de Jinete (Mabu), antes de enseñarles cualquier técnica de Kung Fu.

Como somos occidentales, es probable que sintamos la necesidad,  mientras estamos "soportando" la postura, después de haberla padecido y luego al saber que la debo retomar en el próximo entrenamiento, de saber para qué sirve.

El entrenar esta postura, es un claro ejemplo de como el kung fu es un continuo proceso de aprendizaje. En un principio estimo que debo estar entrenado la fuerza de piernas y la voluntad de mantenerme erguido y sin temblar ante la quemazón y dificultad que la postura ofrece. Con el tiempo de entrenamiento, si me adentro en el estudio y comienzo a percibir lo que sucede en mi interior, puedo sentir como la energía asciende desde la planta de los pies al Dan Tien, campo energético ubicado en el inferior del abdomen, y que de allí se puede movilizar hacia donde sea conducida. Esta reserva de Qi en el Dan Tien es el origen de la fuerza interior que capacita a los maestros de Kung Fu para llevar a cabo proezas tales como la de lesionar al contrario sin dejarle marcas externas o luchar durante horas sin quedar sin aliento. La conducción idónea de la respiración es necesaria para conseguir agilidad, rapidez así como diversas técnicas para golpear con el pie al contrario.

En cuanto a sus beneficios terapéuticos, esta es una posición muy energética y realizada de forma correcta activa, por la cara lateral interna de la pierna,  el meridiano tendinomuscular de los riñones, del hígado y del bazo. Por la cara lateral externa el meridiano tendinomuscular de la vesícula biliar, del estómago y de la vejiga urinaria.

Al activar el meridiano de los riñones, esta postura fortalece la función renal, el sistema óseo, el pelo y las uñas. Al activar el meridiano del hígado se mejora la coagulación de la sangre, se fortalecen los músculos y los tendones, y se aumenta la energía defensiva del cuerpo, el Wei Qi. La activación de meridiano de la vesícula biliar ayuda a la función biliar (digestión) y vuelve a los músculos más resistentes a las aversiones climáticas. La activación del meridiano de la vejiga ayuda a la función equilibradora y a filtrar los líquidos impuros que descienden hacia los riñones, manteniendo la pureza de la sangre.

El kung fu no trata de desarrollar la fuerza bruta, al contrario trata de buscar la correcta alineación anatómica para que los meridianos (veáse el artículo "El sistema de meridianos") se encuentren en su máxima expresión circulatoria de Qi (energía). De esta manera se logra un equilibrio interno, con la mente calma y clara, y externo, con una estructura fuerte y flexible, para poder realizar cualquier movimiento con el mínimo esfuerzo posible.

Este mínimo esfuerzo posible sólo se logra entrenando el máximo esfuerzo posible en un principio, hasta encontrar el modo de que me sea fácil y no exceda mis posibilidades. Allí radica la importancia de la disciplina de las artes marciales, y en definitiva de cualquier aspecto en el cual quiera lograr alguna habilidad. Nada en principio es fácil, si lo es sería correspondiente someterlo al beneficio de la duda.

Hay un dicho chino antiguo que dice: "Wei Xi Da, Xian Lian Zhuang"  Antes de practicar la lucha hay que practicar las bases.

La lucha no es el fin sino un medio para el cultivo del autoconocimiento. La vida misma es una permanente lucha para la cual debemos estar preparados, para así poder ayudar a los semejantes, y jamás agredirlos. Luego veremos que no se trata de luchar, si no de adaptarse a los cambios en sintonía a la naturaleza de cada estado.