El exorcista, el policía, su mujer y el demonio
Sebastián Lindner
@sebaslindner
Especial para EL POPULAR
Cuando tomamos la decisión de ir al cine a ver una película de horror, que se diferencia del terror por la presencia de elementos paranormales, debemos abandonar en la puerta de entrada de la sala todos los análisis "sesudos" con los que podemos criticar el film, al menos si pensamos en disfrutar de él.
Dejarse llevar por el género es el consejo principal antes de decidirse por ir a ver "Líbranos del mal". Apartemos todas las relaciones que podemos encontrar entre política y religión y preparémonos para asustarnos en serio.
Basada en la historia supuestamente real del ex oficial de policía de New York Ralph Searchie, que se convirtió en un experto en demonología luego de que tres marines que estuvieron en Irak en 2010 y fueron retirados de la fuerza por conductas impropias (raro, ¿no?) comenzarán a matar gente en el barrio del Bronx.
Gente que enloquece de pronto, inscripciones extrañas que aparecen por todos lados y otros episodios sin explicación lógica alguna se sumarán al combo y obligarán a Sarchie a recurrir a Joe Mendoza (Edgar Ramírez), un sacerdote experto en demonología para detener a una entidad maligna con intenciones de quedarse en la tierra.
Interesante cruza de dos géneros, el policial y el terror, con la dirección del afamado Scott Derrickson ("Sinister", "Hellraiser inferno" y "El exorcismo de Emily Rose", entre otras) y producida por el todavía más reconocido Jerry Bruckheimer, "Libranos del mal" -cuyo título originalmente era "invocamus"-, tiene unos cuantos lugares comunes propios del subgénero de películas de exorcistas inaugurado en la década del 70, pero no por eso deja de ser efectiva, sólida y también, aunque suene contradictorio, novedosa en la cruza de géneros.
Eric Bana, a quien hemos visto en el papel de Hulk o en el de Héctor en "Troya" cumple, con una solidez actoral impecable en un género en el que nunca se lo había visto y con una interpretación diferente a la que nos tiene acostumbrados para un personaje con muchos conflictos internos, ateo militante que busca una explicación racional a eventos que quizás no los tengan.
Es cierto que si nos ponemos a hilar fino, podemos pensar que no es casualidad que el "Demonio" tenga su sede en Irak y penetre en Estados Unidos por unos soldados que fueron "contagiados", como tampoco es casualidad que, finalmente, el agnóstico investigador termine abrazando la fe cristiana para poder combatir a este ser del infierno que tantas ganas tiene de quedarse en nuestra casa.
Pero insisto, si dejamos esto de lado, podremos disfrutar de una película de horror como hace tiempo no veíamos, con muy buenos efectos especiales, excelente música (hay un tema de "The Doors" que tiene un papel importante) y buenas actuaciones. Cosa que para este género no es poco decir.
Calificación: Peliculómetro al 78%.