Macarena Zárate, una realidad con proyección en el patín regional
Tiene 10 años y patina desde hace seis. Empezó en el club Platense y ahora continúa con su aprendizaje en el club Estudiantes, por lo que viaja a Olavarría dos veces por semana.
Claro, cuenta con Pedro, que es mecánico y Marta, en las tareas del hogar, que son sus papás, que siguen y acompañan sus pasos donde quiera que va, con mucho esfuerzo económico porque se trata de una familia de gente trabajadora, dispuesta a sostenerla en el crecimiento de su deporte preferido por encima de natación, que es su segunda actividad.
Un día junto a su hermana vivió de cerca un cierre anual de Patín y le gustó lo que hacían aquellas niñas de Platense. Al año siguiente comenzó sus clases con tan sólo 4 años, bajo la enseñanza de la profesora Adriana Torriani y luego de María José Jaime, donde con sus primeros patines aprendió "a pisar y luego a deslizar". Luego llegaron los carritos, las garzas, mariposas y aquellas media vueltas y no paró más, recuerda. Se la ve exigente consigo misma, contando que trabaja y mucho hasta lograr cada movimiento.
Recuerda a ambas profesoras como algo muy importante en su corta vida deportiva. Hoy en Olavarría su realidad es diferente, vive otra etapa. Primero le fue difícil hacer nuevas amistades en cambio hoy abundan los saltos, los trompos y ya puede decir que tiene nuevas amigas, sin olvidarse de Dolores Omar y Rocío Fernández, que son incondicionales con ella, que la apoyan, la felicitan y están muy cerca siempre de sus triunfos.
Su hermano y padrino Pedro Zárate (hijo) también está entre sus puntales, porque para estar en este nivel de aprendizaje y competencia debió cambiar sus patines, y el aportó los 6.000 pesos que se necesitaban.
Un cartel en Estudiantes despertó su interés sobre un torneo y con el visto bueno de su profesora Mariana Espil -una campeona con todas las letras- saltó a la pista de la primera competencia con muchos nervios y miedo de caerse. "Me fue bien y no me caí en ningún momento", cuenta entre risas.
Viaja actualmente dos días a Olavarría preparando dos coreografías para el cierre anual en Estudiantes, pero también en este tiempo "he aprendido cosas nuevas", afirma, teniendo como sueño ser algún día profesora de patín.
Marta su mamá no deja de agradecer a la profesora Mariana Espil por el apoyo a su hija porque "clase a clase se trae algo nuevo". Y acota Macarena que "Mariana me dice que nunca diga no puedo y que piense en lo que ella me corrige para que después me salga en la pista".
En consulta sobre qué siente cuando se sube a los patines, dijo que "siento que estoy en mi casa sola o en una clase con Mariana, me siento contenta y feliz", cerró la charla.