Energía y subsidios
El informe publicado ayer en un matutino porteño es, tal vez, el que más gráficamente expresa el volumen de los subsidios que el Estado Nacional destina a la energía. Que es dinero que no va a parar a los sectores más vulnerables y que ha reemplazado la verdadera e imprescindible gestión que es la exploración y la búsqueda. Para mirar hacia un futuro muy cercano con gran alarma: no alcanzará, en diez años, la energía para alimentar en forma básica el funcionamiento argentino.
Hoy por hoy, no es posible generar frío o calor para toda la población y a la vez hacer funcionar la industria. No alcanza para las dos cosas. A pesar de que desde el 1 de enero de 2004 se gastaron 53.744 millones en subsidiar a la energía, es decir, cuando Néstor Kirchner decidió comenzar a llevar adelante esa política. Lo ilustrativo del informe es un número concreto: "desde el primer instante de 2004, se gastan 254 pesos por segundo". Las cifras son concretas y de origen oficial: aparecen en los informes de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), que utiliza datos del Ministerio de Economía.
El presupuesto anual de la Asignación Universal por Hijo es de 8.000 millones de pesos. Esa cifra multiplicada por los seis años de subsidio a la energía no llega a lo que el Estado gastó para que hubiera gas y electricidad a tarifas sin aumentar. Se puede ir más allá en las comparaciones, que son cada vez más dolorosas: el Ministerio de Educación invertirá en todo el 2010 15.612 millones de pesos. Y el de Ciencia y Tecnología, 2.115 millones.
Mientras tanto, la ausencia fundamental es la de la generación de nueva energía a través de la exploración. No se perforan nuevos pozos ni de gas ni de petróleo y, por lo tanto, no habrá nuevos descubrimientos. Y, obviamente, no se reponen las reservas que se consumen diariamente y que pueden terminar con la energía en pocos años. Actualmente se extrae el 30% menos de petróleo que en 1998.
La producción de gas natural disminuye progresivamente desde 2004, justamente cuando empezó a subsidiarse la energía. Con la electricidad el panorama es similar. Y la caída en las reservas es tan notable que se traduce, según el informe de La Nación, a través del volumen de los subsidios. En 2004 fueron de 418 millones. En 2009, de 16.077. Esto tiene que ver con la urgencia de adquirir el combustible para alimentar las fuentes de energía. El Gobierno decidió que no se aumenten las tarifas y pagar con el dinero de todos la diferencia. Aquello que no se abona en tarifas, se paga con creces en la ausencia de inversión en ámbitos clave.
Mientras tanto, llevará años revertir la caída de reservas siempre y cuando exista una decisión política para que esto ocurra. Hasta ese momento, habrá que seguir destinando 254 pesos por segundo.