Aquella historia de Mia y Diego, en la que el corazón fue mucho más fuerte que las leyes
Corría el año 2012 y el caso se transformó en emblemático. Mía tenía 4 años y su hermanito Diego 2. Sus papás del corazón, Jorge González y su esposa Claudia Bodanza, habían comenzado a cobijar los sueños de esos chicos que habían sido dejados por su madre -quien no tenía medios para mantenerlos- y el Juzgado de Familia determinó que debían ser quitados de ese seno familiar y trasladados al hogar Peñihuén.
A Jorge y Claudia se les rompió el corazón de verdad. Eran casi sus hijos, a los que de alguna manera estaban criando y a quienes les habían brindado todo su amor y cuidado. Pero la ley, fría, se los estaba quitando. Entonces fue cuando la doctora Claudia Salomón y el doctor Pedro Calles entraron en escena y la historia comenzó a cambiar... No sólo para esos padres del corazón, sino para los chicos que finalmente regresaron a su hogar y pudieron seguir creciendo en un hogar cálido, que los contenía, que los amaba y que tenía proyectos de vida para los dos.