Desde la organización se indicó en la víspera que "durante este año, hemos donado a diferentes instituciones, personas, Cáritas, colegios y ONGs, un total de 119 frazadas, 97 mantitas de bebé y 6 frazaditas para cuna funcional". Y se valoró que esa superación comparativa respecto de las tres temporadas anteriores, se debe "simplemente a que este año se ha sumado más gente, y sobre todo adultos mayores provenientes de hogares" para hacer realidad que "en los cuatro años que llevamos de Tejetón, este es el más productivo, lejos". En ese marco, cuentan hasta con un abuelo de 92 años que se está "especializando" en el ensamblado de las frazadas.

El Tejetón Solidario nació casi por casualidad en Olavarría, copiando una modalidad impulsada en la Capital Federal. Se trata de una actividad que reúne, un día determinado, a quienes pueden aportar lanas, hilos, tejidos bajo una determina norma u horas de su tiempo para confeccionar frazaditas que luego serán repartidas en los hogares más necesitados. Con dos agujas o al crochet, cada tejedora tiene su técnica y la vuelca en cuadraditos de 20 x 20 cm. o tiras de 20 x 1,80 metros. Quienes no saben tejer, se dedican a ovillar o a unir cuadraditos o tiras para finalmente lograr confeccionar una manta o una frazada. Sin embargo, la actividad termina prolongándose más allá del encuentro anual, que este año se concretó en junio en instalaciones de la Biblioteca Popular "Coty Laborde".

Hoy, las impulsoras de la iniciativa prefieren escudarse tras la denominación de Tejetón Solidario Olavarría porque, dicen, "en realidad somos un grupo de gente que sumó voluntades: están los que donan, están los que tejen, están los que destejen, están los que ensamblan, están los que venden rifas, están los que entregan, los que piden, en definitiva, somos muchos" tras un mismo propósito, que no es otro que ayudar a los más desprotegidos.

En ese marco, entienden que "es importante que dinfundamos los números del producto de la solidaridad comunitaria", lo que posibilitará que, a partir del conocimiento de lo distribuido, "la gente va a entender más claramente cuando más adelante o el año que viene, volvamos a pedir lanas. Con la información presente, los olavarrienses seguramente aportarán más todavía en la próxima temporada".

Este año, a mediados de julio, la organización lanzó un llamado desesperado: es que arreciaba la demanda de los sectores más humildes, al mismo tiempo en que las tejedoras habían agotado la materia prima para su tarea, esto es lana. En aquel momento -en realidad se trata de una norma que se prolonga más allá de la urgencia- hablaban de que no importaba "si es un ovillo pequeño. Porque la gente que teje al crochet, con ovillos de lana chiquitos hace verdaderas maravillas. No importa la cantidad, ni tampoco el color ni el grosor, porque si es lana muy finita nosotros nos encargamos de ponerla doble". Así como en ovillos, la lana puede ser donada en la forma de prendas tejidas que no se utilicen y puedan ser destejidas, porque hay un grupo de voluntarias también para esa tarea.

Las donaciones se reciben en los siguientes domicilios: Rivadavia 2306; la Biblioteca Coty Laborde, en Coronel Suárez 1795, casi San Lorenzo; Reino Spa, en 25 de Mayo 2527; o la pileta climatizada del profesor Eduardo González, en Cortés casi España, así como la Administración de este Diario, Vicente López 2626.