Hoy, ya retirado del Hospital Municipal "Dr. Héctor Cura", pero adonde sigue concurriendo casi todos los días, el Dr. Raúl Mángano mira hacia atrás y se encuentra con colegas que le manifiestan su respeto, con residentes y médicos jóvenes que aseguran cuánto les ha enseñado y con pacientes que no hacen más que agradecer su acompañamiento y compromiso. Por eso, la distinción de EL POPULAR es un reconocimiento que agradece y hasta lo sorprende, en una personalidad que impone seriedad pero que esconde un humor muy particular.

Raúl Mángano se recibió de médico en la Universidad de Buenos Aires (UBA) a los 24 años, en 1974. Y cuenta que desde los 15 años entendió que la Medicina sería la profesión elegida. Haciendo un repaso por su vida profesional, recuerda que "como pregrado fue muy buena la rotación en la unidad hospitalaria del Hospital de Clínicas, que fue muy valioso". En el año 1975 comenzó e hizo durante tres años la residencia en Medicina Clínica en el Hospital Pirovano, mientras recorría hospitales de la ciudad de Buenos Aires haciendo guardias. Luego eligió su ciudad para vivir y seguir trabajando y en 1982 realizó la primer guardia de la inauguración de la Terapia Intensiva de la Clínica María Auxiliadora.

Durante varios años el Dr. Mángano fue médico clínico, siempre cercano al paciente, ofreciendo explicaciones claras, concisas, en el tono pausado que lo caracteriza. La infectología surgió en 1991, cuando el Sanatorio Güemes ofrecía la especialización, que concluyó en el año 1993. Desde ese momento combinó ambas especializaciones y considera que "la mirada clínica me ayudó muchísimo, porque para cada especialidad habría haría falta ser clínico".

Estudioso de sus casos, asegura que "cuando tenemos dudas es necesario consultar entre nosotros y buscar datos nuevos, informaciones. Fíjese que en 1980 ya la Organización Mundial de la Salud calculó que para que un clínico esté al día debía estudiar unas 26 horas diarias", dice sonriendo. "Así que siempre seguí el consejo".

Primeros pasos

El Dr. Raúl Mángano debutó con la infectología con la enfermedad del siglo XX: el sida. "En el Güemes vimos un par de pacientes y nunca imaginé que me iba a dar vuelta la vida. La mitad de las actividades y las ultimas noticias permiten que hoy uno se pueda ocupar de otros aspectos de los pacientes que no nos ocupábamos tanto, como es lo social, emocional, laboral y legal. En realidad, la crítica es que tuvieron que surgir sociedades de enfermos para llenar un vacío que no llenaba el sistema sanitario".

En los años 90 sólo se contaban con dos drogas, hasta que la aparición de la tercera originó el llamado "cóctel". "Cierro mis ojos y veo tantas caras jóvenes que pasaron, estábamos en una situación muy angustiosa. Hoy hay más de 36 drogas y estamos pensando que cada tratamiento en un saco a medida para cada paciente. Estamos pensando en la era post-sida, de decir en pensar en los efectos de las drogas por el VIH y cómo abordarlos. Y ya se calcula que se encuentre en pocos años el tratamiento justo para expulsar el virus del cuerpo, hasta ahora se ha logrado transformarlo en una infección crónica controlada a la espera de la cura. En pocos años y creo tener el gusto de verlo, tendremos la cura del sida".

Hoy agradece que haya dos médicas infectólogas: Silvina Mondini y Marina Grand. "Siempre desarrolle la profesión con mucha ayuda, con enfermería, con colegas. A la larga habrá infectólogos pediátricos. Fue un gusto llenar páginas en blanco, sobre todo en un hospital progresista con la conducción del doctor Cura que hizo todo más llevadero".

Ese es el lugar donde sigue aprendiendo y enseñando, algo que es reconocido por sus colegas. El dice humildemente que es porque "los residentes vienen y nos exigen estar al día, tenemos que contestar la mayoría de las preguntas. Además, hoy alguien que leyó Internet a la mañana nos pregunta a la tarde y no debemos dormirnos. El Hospital es un lugar de intercambio por excelencia", destaca. "Por la diversidad de patologías que uno jamás podría encontrar solo en el consultorio. Yo sigo yendo al Hospital a ateneos mensuales, al Comité de Bioética, a la biblioteca, me reúno con las dos infectólogas, siempre es el punto de referencia".

La gripe A, el control de infecciones hospitalarias y la aparición de gérmenes multirresistentes que siguen dando trabajo son algunos de sus trabajos más importantes. Además, el médico fundó el comité de infecciones y en de Bioética, donde sigue trabajando.

El profesional también destaca la posibilidad de cura de la hepatitis C. "Es una realidad y ya tenemos pacientes curados. Y otra cosa que creció es medicina del viajero, es la forma de prevenir porque las personas viajan y quieren saber de qué cosas cuidarse, que vacunas aplicarse". Hoy la infectología afronta el desafío de seguir dando batalla a los virus intrahospitalarios y le preocupa la disminución de patentamientos de antibióticos. El Dr. Raúl Mángano dice con certeza que "tengo un presente muy lindo y planeo un buen futuro con buenas noticias, porque lo que antes no tenía cura, hoy lo tiene".