Una psicóloga de 37 años recuperó la identidad que le robaron al nacer
Claudia Rafael
"Después de 37 años recuperé mi identidad", escribió Agustina el martes, en redes sociales, poco después de que su abogada, Mariana Catanzaro, la llamó para decirle "el resultado es positivo".
Vivió durante poco menos de cuatro décadas sintiendo que no era quien le decían que era, pero recién ahora tiene la certeza de que aquello que sospechó desde que tenía apenas 8 años era real. Que quienes dijeron ser sus padres biológicos, aun en una partida de nacimiento, quienes la criaron durante la mayor parte de su vida, le habían mentido.
Creyó que era hija de desaparecidos y no casualmente: nació en octubre de 1978. Y sintió que se le venía el mundo encima cuando, después de haberse decidido a presentarse en Abuelas de Plaza de Mayo, le comunicaron que su ADN no coincidía con ninguna de las muestras del Banco de Datos Genéticos.
Ahora sabe que su historia es otra. Que su mamá era una adolescente a la que engañaron al momento del parto diciendo que su bebé había nacido muerta. Que era tan pobre y tan niña que no tuvo herramientas para reclamar. Y que después de haber crecido como hija única durante 37 años, se sabe llena de hermanos a los que deberá conocer de a poco.
Pero, además, la causa que impulsó Catanzaro y que instruye el fiscal federal de Azul, Santiago Eyherabide, busca develar que podría haber un entramado delictivo mucho más amplio. "El acta lleva la firma de (Juan Francisco) Forte y el parto fue asistido por (Norberto) Borzi", aseguró la abogada. La firma de Forte, en aquel tiempo al frente del Registro Civil de Olavarría, es la que también se encuentra en la partida adulterada de Ignacio Montoya Carlotto.