Educación Ciudadana…un camino al desarrollo
Por Gustavo Jáuregui Gonzáles, empresario boliviano
En el proceso de edificación de sociedades más democráticas, equitativas y participativas, la “Educación Ciudadana” se constituye en un pilar fundamental. En un panorama global, cada vez más interconectado y complejo, la inversión en la formación de ciudadanos que no solo conozcan sus derechos y deberes, sino que también sean capaces de ejercer una ciudadanía activa, crítica y comprometida con los intereses colectivos, será un factor gravitante en miras de pensar en un mayor desarrollo de nuestro país.
Entendamos la educación ciudadana como el proceso de formación integral por el cual las personas adquieren y desarrollan conocimientos, habilidades, valores y actitudes necesarias para ejercer una ciudadanía activa, ejerciendo sus derechos y deberes de manera informada, crítica y responsable. Esto va más allá de aprender sobre leyes o instituciones, forma ciudadanos capaces de participar activamente en la vida pública, de tomar decisiones éticas y contribuir al bien común.
Hoy en día y por la coyuntura política que venimos atravesando en Bolivia, escuchamos a diario la palabra “Democracia”, pero seguro poco reflexionamos sobre su verdadero contexto. Una ciudadanía verdaderamente educada, comprende la importancia del respeto a las normas, la participación en procesos electorales, la fiscalización del poder y la defensa de los derechos humanos. Con la educación ciudadana se fortalece la democracia porque se combate la apatía, el autoritarismo y la corrupción desde la base misma que es el ciudadano común. Cuando los ciudadanos conocen sus derechos y los mecanismos para hacerlos valer, se convierten en actores activos del cambio, son más propensos a exigir transparencia, a valorar la meritocracia y a rechazar prácticas corruptas, lo cual a su vez mejora la gobernabilidad y fortalece la institucionalidad.
Ahora bien, estamos a poco a elegir un nuevo gobierno nacional y se escuchan propuestas para salir de la actual crisis, sería importante que se incluya una visión de país que considere la inversión en educación ciudadana, crucial para el desarrollo sostenible y el bienestar con visión de futuro. El planteamiento deberá considerarla como una inversión estratégica a largo plazo que le generaría a Bolivia múltiples beneficios en las esferas social y económica.
En Bolivia, conforme datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), somos 11,3 millones de habitantes; que debido a la actual coyuntura económica y política por la que atraviesa el país, vienen manifestando características complejas para la interacción social, como ser la irritabilidad y la intolerancia, individualismo y poca solidaridad, polarización y división, entre otros; lo cual, solo profundiza aún más, lo negativo de la situación.
Una verdad irrefutable, es que los bolivianos nos hemos vuelto altamente tolerantes a la irreverencia de los políticos de turno, a la discriminación estratificada de la ciudadanía, a las malas condiciones de acceso a bienes de primera necesidad y servicios públicos, al abuso de los derechos constitucionales por parte de grupos agremiados afectando a los de la sociedad en su conjunto.
En el contexto actual con una clara desaceleración económica, que presenta grandes asimetrías en la economía regional, con una concentración de más del 75% del Producto Interno Bruto en el eje troncal del país, significativas disparidades en los indicadores de desarrollo humano (educación, salud, acceso a servicios básicos) entre las áreas urbanas y rurales, más del 84% de informalidad en el empleo, un sostenido crecimiento inflacionario, débil institucionalidad, entre otros, requiere de un “liderazgo” disruptivo, transformacional, con integridad y ética, es decir, con alta “educación ciudadana”.
Un país no se transforma únicamente desde sus élites o sus gobiernos, sino desde la conciencia y la acción cotidiana de sus ciudadanos. Invertir en educación ciudadana es sembrar las semillas de una democracia vibrante, una sociedad justa, una economía más próspera y una convivencia más pacífica.Solo a través de ciudadanos informados, responsables y participativos es posible construir sociedades verdaderamente desarrolladas.