El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó su más reciente informe sobre Bolivia, tras completar la consulta del Artículo IV el pasado 2 de mayo. El documento, autorizado para su publicación por el propio Estado boliviano, ofrece un diagnóstico preocupante sobre la situación macroeconómica del país y formula un conjunto de recomendaciones estructurales para evitar un “ajuste desordenado y doloroso”.

Según el informe, el crecimiento del PIB real se moderó a 2,1% durante los tres primeros trimestres de 2024, afectado por la caída en la producción de hidrocarburos, la desaceleración de servicios, pérdidas en la producción de soya por efectos de El Niño y bloqueos de carreteras. A estos factores se sumó la escasez de divisas y combustibles, lo que derivó en disrupciones en el comercio y la producción.

La inflación se disparó al 10% al cierre de 2024, el nivel más alto en más de una década, debido al encarecimiento de importaciones, la caída de la oferta agrícola y las restricciones logísticas internas. Si bien la tasa de desempleo general se redujo, el subempleo aumentó y los ingresos reales se contrajeron en promedio.

En el plano fiscal, el informe señala que el déficit público superó el 10% del PIB en 2023 y 2024, impulsado por la caída en los ingresos por hidrocarburos, exenciones tributarias, mayor gasto social y pagos de intereses. Este déficit ha sido financiado principalmente por el Banco Central de Bolivia, en un contexto de restricciones severas en el financiamiento externo.

Como resultado, la deuda pública alcanzó el 95% del PIB, mientras que las reservas internacionales brutas se mantienen en niveles críticamente bajos, estimadas en apenas 2.1 meses de importaciones, por debajo de los estándares de suficiencia internacional.

Recomendaciones clave del FMI

El Directorio Ejecutivo del FMI expresó su preocupación por lo que calificó como un “mezcla de políticas insostenible” y advirtió que la falta de acción correctiva podría derivar en un ajuste económico abrupto y costoso.

Entre las recomendaciones centrales se destacan:

  • Reformar el régimen cambiario, abandonando el tipo de cambio fijo y avanzando hacia un sistema más flexible alineado con los fundamentos del mercado.
  • Eliminar gradualmente los subsidios a los combustibles y mejorar la eficiencia del gasto público.
  • Reducir el déficit fiscal de manera sostenida, racionalizando la masa salarial del sector público, mejorando la recaudación tributaria y la gestión de la inversión estatal.
  • Fortalecer el sistema financiero, incrementando la supervisión y adaptando las tasas de interés para permitir una transmisión más efectiva de la política monetaria.
  • Evitar la financiación monetaria del déficit, priorizando fuentes sostenibles de financiamiento.
  • Proteger a la población vulnerable mediante una mejor focalización de la red de protección social.
  • Liberalizar gradualmente las restricciones a las exportaciones, los controles de precios y las cuotas de crédito.
  • Fortalecer el marco institucional y anticorrupción, as�� como mejorar la calidad de los datos económicos.

Contexto estructural

El FMI también resalta que Bolivia enfrenta un entorno complejo para atraer inversión privada, debido a la persistencia de controles estatales y a la falta de un marco regulatorio claro. En este sentido, recomienda orientar la inversión pública hacia proyectos socialmente beneficiosos y avanzar en reformas estructurales que mejoren la productividad y la competitividad externa.

El próximo informe del Artículo IV sobre Bolivia se prevé para 2026, siguiendo el ciclo estándar de 12 meses.

Con estos resultados, el FMI plantea un panorama de alto riesgo para la estabilidad macroeconómica boliviana si no se adoptan medidas correctivas. El Gobierno aún no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre el contenido del informe.