Luego de diez meses de retraso, salió a la luz el informe del Artículo IV del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la economía boliviana correspondiente a 2023 y parte de 2024. Durante casi un año, el documento permaneció sin publicarse, lo que ha generado críticas sobre la falta de transparencia del Gobierno respecto a la situación económica del país.

El economista Gonzalo Chávez, en un análisis del documento, señala que los datos presentados por el FMI ya no son proyecciones sino historia, con cifras que han quedado desfasadas respecto a la realidad actual. No obstante, el informe confirma problemas estructurales que han sido advertidos por diversos analistas desde hace años, como el alto endeudamiento, el déficit fiscal crónico y la crisis de divisas.

Inflación y crecimiento: predicciones vs. realidad

El FMI estimó que la inflación en Bolivia para 2024 sería de 4.5%, ligeramente superior al 3.7% proyectado por el Gobierno. Sin embargo, la realidad fue otra: la inflación cerró el año en 10% (9.97% exactamente), más del doble de lo previsto, lo que demuestra una presión inflacionaria mayor a la reconocida oficialmente.

En cuanto al crecimiento económico, el FMI había proyectado un modesto 1.6%, mientras que el Gobierno mantiene su estimación en 2.5%. Chávez resalta que el FMI históricamente ha sido más certero en sus pronósticos que las cifras optimistas del Ejecutivo.

Endeudamiento alarmante: la deuda pública alcanza el 86.6% del PIB

Uno de los aspectos más críticos del informe es el nivel de endeudamiento del sector público no financiero, que alcanza el 86.6% del PIB. De este total:

30% corresponde a deuda externa.

56.6% es deuda interna, impulsada por los préstamos del Banco Central de Bolivia (BCB) a las empresas estatales, muchas de las cuales atraviesan graves problemas financieros.

El FMI advierte que este endeudamiento es insostenible y que las empresas estatales continúan operando con pérdidas, lo que agrava la presión sobre las finanzas públicas. Chávez ironiza al señalar que estas empresas “están más quebradas que promesas de políticos en campaña”.

Reservas internacionales y riesgo de crisis cambiaria

Otro punto crítico del informe es la drástica reducción de las reservas internacionales. En su mejor momento, Bolivia contaba con 15.000 millones de dólares en reservas; sin embargo, actualmente estas se encuentran entre 1.800 y 1.900 millones de dólares, lo que genera un alto riesgo de crisis cambiaria y dificulta el acceso a divisas para importaciones y pagos externos.

El FMI advierte sobre la escasez crónica de dólares e hidrocarburos, problemas que afectan a la economía desde hace tiempo y que han generado incertidumbre en los mercados.

Recomendaciones del FMI para evitar el colapso

Ante este panorama, el FMI plantea una serie de medidas para corregir los desequilibrios económicos, muchas de las cuales ya han sido sugeridas anteriormente por economistas y organismos internacionales. Entre las principales recomendaciones están:

Ajuste fiscal agresivo, con una reducción significativa del gasto público.

Devaluación de la moneda, pasando de un tipo de cambio fijo a un régimen más flexible.

Eliminación progresiva de los subsidios a los combustibles, que representan una fuerte carga para el Tesoro General de la Nación.

Control del crecimiento del gasto público, especialmente en salarios y empresas estatales.

Reforma tributaria para mejorar la recaudación sin afectar la actividad económica.

Mayor transparencia en la gestión de empresas públicas y revisión de sus estados financieros.

Renegociación de la deuda externa para mejorar las condiciones de pago.

Negación del Gobierno y discurso oficialista

El informe del FMI también incluye la versión del Gobierno, que minimiza el problema del endeudamiento y rechaza cualquier posibilidad de devaluación. La administración del presidente Luis Arce insiste en que la deuda externa está bajo control y que la economía se mantiene estable, a pesar de los datos que muestran lo contrario.

Según Chávez, el Gobierno sigue en “negación total” y mantiene un diálogo de sordos con organismos internacionales, lo que impide tomar medidas urgentes para evitar una crisis mayor.

Conclusión

Si bien el informe del FMI llega con un considerable retraso, confirma la existencia de una crisis fiscal y de endeudamiento que ha sido señalada por múltiples expertos desde hace tiempo. Las reservas en caída, el alto déficit fiscal y la falta de dólares representan riesgos latentes para la economía boliviana en el corto y mediano plazo.

Las recomendaciones del FMI apuntan a correcciones urgentes, sobre el futuro económico del país. En un contexto donde la realidad ha superado ampliamente las previsiones, el informe del FMI se convierte en un llamado de alerta para Bolivia.