La alianza nacional entre los frentes de derecha y la izquierda democrática sí es posible. Gobierno bueno o gobierno malo.
Marcel Rivas, analista político
El capitalismo en general por su propia estructura es indiferente a la forma que lo gobierne, en sentido que puede prosperar en autocracias, puede prosperar en monarquías, puede progresar en democracias, inclusive en regímenes de izquierda, de hecho hoy en día tenemos ejemplos claros de su éxito en países comunistas como China o Vietnam o social demócratas como varios países europeos sobre todo nórdicos, los países en los que sufrieron el comunismo de hecho son los mejores ejemplos de su éxito, como los países del este de Europa, que se convirtieron en los países más libertarios y capitalistas de Europa que no les interesa volver al socialismo ni comunismo, como Polonia, Hungría, Croacia, Eslovenia, y otros, y todos ellos son los que están llevando a cabo las reformas más ambiciosas de Europa. Por ellos es indistinta en la forma, lo que importa no es tanto la forma política como el compromiso del gobierno con el derecho de propiedad, el compromiso del gobierno con la libertad económica, y entender los principios económicos, luego, cualquier forma de gobierno es indiferente, ahora que históricamente se dio más en algunos lugares que en otros.
Los términos derecha e izquierda son términos muy ambiguos en torno a los que no existe un consenso científico, cada uno termina definiendo derecha e izquierda más o menos como considera oportuno. Pero eso sí, sociológicamente el término de derechas e izquierdas sí se sigue utilizando y así se sigue describiendo parte de nuestra realidad política. Por lo que vamos a llamar izquierda a aquellos partidos políticos que se llaman a sí mismos izquierda y llamaremos derecha a todos los demás. Es decir, derecha desde esta definición muy laxa que desde luego no compartirá mucha gente es todo aquello que no es izquierda o que no se clasifica a sí mismo como izquierda. La solución al fraccionamiento de esos dos tercios que está en contra del pasado, la única receta son gobiernos de unidad, gobiernos participativos, gobiernos fundados en políticas de Estado y así poder avanzar en acompañar la voluntad popular. No puede haber UNIDAD sin políticas de Estado. Las políticas de Estado no cambian, aunque cambie el gobierno, marcan el rumbo del país. Nos importa muy poco la etiqueta de derecha o izquierda para nuestro modo de gobernar y para el momento de pactar, nuestra diferencia con el resto recae en gobernar bien o gobernar mal, esa es la cuestión por la que luchamos. Buen o mal gobierno es la diferencia que los pueblos quieren y por eso votan.
Lo que quiere el pueblo, quiere empleo, quiere seguridad, quiere educación para sus hijos, quiere futuro, quiere salud, quiere vivienda, eso es lo que la gente quiere, quiere vivir tranquilo. No quiere lo que está pasando en Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia que no es otra cosa que el camino a la miseria y más miseria, control central de la miseria que estas dictaduras producen. El estatismo o su homónimo socialismo es el enemigo de la libertad y prosperidad.
Dejar de pensar como opositor y pensar en ser la alternativa con pasión por transformar las cosas. Los marxistas no ganaron el debate, porque no tenían razón, el problema es que los liberales dejaron de presentarse al debate. Crearon la lucha de clases en otros aspectos de la vida. Wilson, el especialista mundial en hormigas, tal vez hizo realidad lo de que quien ríe el último ríe mejor, cuando dijo del marxismo: «Una teoría magnífica, pero aplicada a la especie equivocada». Citado en J.Getlin «Natural wonder: At heart, Edward Wilson an ant Man» Los Angeles times 21 de Octubre de 1994.
Los descubrimientos sobre la naturaleza humana y la evolución genética son los que hacen imposible la aplicación de la Visión Utópica del marxismo y el colectivismo. Por eso no olvidemos la frase de Michael Oakeshott, filósofo conservador: «Intentar hacer algo que sea inherentemente imposible siempre es un empeño que corrompe».
La teoría alternativa de las bases psicológicas de la división entre derecha e izquierda que propone el lingüista George Lakoff: que la izquierda cree que el gobierno debería actuar como un padre educador, mientras que la derecha piensa que debería hacerlo como un padre estricto; nos guían para entender que nos enfrentamos a un reto duro, casi imposible para algunos, por eso nuestra determinación debe estar más firme que nunca para lograr la transformación política de nuestra nación.
La desastrosa gestión de gobierno de Arce ha cortado la cabeza de ese imaginario modelo económico social comunitario, cuyo fracaso refleja que el MAS carece de un discurso económico sólido, técnico, coherente; probablemente a lo que asistamos sea por un lado a una marginación de las cuestiones económicas dentro del MAS, no interesa la economía y por otro cuando se toquen asuntos económicos que no quepa otro remedio que tocarlos porque está en el debate público en ese momento, a una degeneración económica demagógica de ese discurso económico, la sustitución de propuestas con más o menos cierta base por consignas propagandísticas sin contenido y un partido político sin un discurso económico más o menos identificable y más o menos coherente es un partido político que no puede ser alternativa de gobierno, que no será percibido por una mayoría de ciudadanos como alternativa de gobierno, de degeneración antiliberal que deja de ser alternativa política.