Impacto del calor en la productividad bovina
Miguel Viñuales
"El estrés térmico, o golpe de calor, tiene efectos similares a lo que pasa con los seres humanos. Cuando hay altas temperaturas y condiciones de humedad altas, empíricamente superiores al 70%, empieza el malestar porque es necesario eliminar calor y cada especie tiene diferentes mecanismos", explica el veterinario Pablo Espeleta en relación con el impacto que produce el calor prolongado en un rodeo.
Pero a diferencia de otras especies, como por ejemplo los caballos, los vacunos no tienen sistema de sudoración para disipar la temperatura. De manera parecida a lo que pasa con los perros, el organismo tiene un diseño diferente y utiliza la evapotranspiración, lo cual produce una eliminación más lenta del calor y da lugar a dificultades frente a situaciones de estrés térmico.
"Los vacunos sufren mucho más el golpe de calor, llegando incluso a la muerte en casos extremos, lo que en otras especies es algo más raro. Cuando se dan esas condiciones de alta humedad y temperatura mayor a 30 grados, el animal realmente siente malestar y sufre las consecuencias del calor", agrega. Se trata, según el profesional, de cuestiones naturales, que incluyen además una mayor temperatura corporal normal (alrededor de 39 grados) debido a su metabolismo rumiante.
La manifestación de este malestar tiene aspectos clínicos, bien visibles -menciona Ezpeleta-, como el jadeo, aumento de la frecuencia respiratoria para eliminar calor, y también mayor salivación y babeo. También hay ciertas actitudes y conductas, como la búsqueda constante de sobra cuando está disponible, y si no, buscan lugares con barro para refrescarse.
Efectos subclínicos
Si bien hay algunas patologías pueden provocar un aumento de temperatura corporal y agravan aún más la cuestión, el veterinario Pablo Espeleta menciona que, en condiciones naturales y por la sola acción del calor, se dan ciertos efectos subclínicos, no visibles en el momento, pero que después originan impactos y pérdidas en la productividad general, ya se trate de cría, recría o engorde.
"El problema se da cuando las temperaturas altas son consecutivas, no tanto en el caso de picos aislados. Esto hace que el animal sufra y su organismo reacciona defensivamente a la situación, de muchas maneras, pero siempre privilegiando la supervivencia, lo cual puede llegar a ser preocupante en términos de producción, pues para la naturaleza, frente a la supervivencia la preñez es un anexo", enfatiza el profesional.
"Pueden darse pérdidas reproductivas importantes, como abortos tempranos y reabsorciones embrionarias como reacción del organismo que busca desprenderse de algo que afecta la supervivencia misma del animal. Y en el caso del servicio de pleno verano, como sucede en esta zona cuando está estacionado, esto puede suceder en medio de esta etapa, en que una hembra correctamente preñada, un animal fértil, padece este sufrimiento extremo en el delicado período de implantación del embrión, y se producen abortos tempranos o reabsorciones en que no hay en absoluto pérdidas de líquido y a simple vista no se detectan", asegura Espeleta.
Estas pérdidas subclínicas a veces son las más importantes en lo que hace al funcionamiento productivo del rodeo, y no suelen detectarse hasta el momento del tacto. A pesar de estar todo en condiciones, llega la ocasión del diagnóstico de preñez y se dan sorpresas desagradables, manifiesta Pablo Espeleta. En el caso de los feedlots o recrías, también se observan disminuciones de ganancias de peso.
"El animal vuelve a ciclar normalmente, luego del aborto o reabsorción, pero como los mayores picos de calor suelen tener lugar durante el último mes del período de servicio estacionado, no llega a recuperarse a tiempo. Se perdió la gestación y cuando está en condiciones nuevamente, el toro ya fue retirado. Entonces, hay una merma en el índice respecto a un año normal. Esto ha sido bien observado y estudiado, suele suceder", asegura.
Medidas paliativas
A la hora de las soluciones, Pablo Espeleta menciona que no hay demasiadas medidas que puedan tomarse, ya que no se trata de tener las aguadas en condiciones y los molinos funcionando. No es una cuestión de deshidratación en sentido estricto, más allá de que esta suele venir asociada, sino de una relativa ineficiencia natural para disipar calor por parte de la especie vacuna, y la reacción normal como defensa. Las temperaturas corporales normales de 39 grados puede llegar a los 42 en casos extremos, y ahí se produce un colapso cardiorrespiratorio ocasionando la muerte del animal.
"Se trata de medidas de manejo, ya que clínica o sanitariamente no se puede hacer mucho. Lo único que se les puede brindar es sombra, que es lo único que alivia la situación. Antiguamente, en los campos se solía hacer mucho monte, los productores tenían esto en cuenta, pero la paulatina subdivisión de los campos grandes, y el tiempo que lleva hacer un monte, hicieron que vaya habiendo cada vez menos. Algunos productores suplantan esto invirtiendo en estructuras de mediasombra, donde los animales pueden refugiarse en estos períodos críticos. Son relativamente sencillas y ayudan bastante a paliar el problema", indica.
"Es poco lo que se puede hacer, más que prever la situación y, teniendo en cuenta los pronósticos cada vez más precisos con que se cuenta, manejar los rodeos con el fin de disponer de alguna sombra durante esos ciclos de varios de días de mucho calor. Y tener presente esta situación al momento del diagnóstico de preñez, sabiendo que puede haber una disminución importante, aun en el caso de inseminaciones artificiales", asegura.
Pablo Espeleta concluye recomendando que, en caso de que tengan lugar estas pérdidas, el productor debe hablar con su veterinario para analizar qué pasó, descartando desde luego todo tipo de patologías que pueda haber habido. Y sobre todo, tener en cuenta que no necesariamente se trata de animales subfértiles, sino que es una reacción normal frente a una agresión externa, por lo cual el descarte de vacas vacías debe hacerse con mayor prudencia y sopesando esta cuestión.