Un lamentable incidente ha puesto en relieve la falta de competencia en la gestión de autoridades cubanas, tras el intercambio erróneo de los cadáveres de dos turistas en la isla. Faraj Allah Jarjour, un turista canadiense que falleció de un ataque al corazón en Varadero en marzo, fue confundido con un ciudadano ruso, cuyo cuerpo fue erróneamente enviado a Canadá.

La familia de Jarjour descubrió el error en abril al recibir un cadáver que no correspondía al de su ser querido. Simultáneamente, Anna Neroeva en Rusia recibió un cuerpo que afirmó no ser el de su padre. Las discrepancias fueron inicialmente justificadas por los sacerdotes que oficiaron las honras fúnebres, pero la Embajada de Canadá en Rusia finalmente confirmó la mixtura, señalando que el cuerpo de Jarjour estaba efectivamente en Rusia.

Este incidente ha desatado una cadena de eventos que incluye la realización de pruebas de ADN y una posible exhumación para resolver la confusión y confirmar la identidad de los cadáveres involucrados. El canciller cubano, Bruno Rodríguez, ha ofrecido disculpas a los afectados y confirmó que el gobierno de La Habana ha reembolsado los gastos de repatriación para corregir el error.

La situación ha subrayado no solo los errores en la gestión de cadáveres, sino también la necesidad urgente de mejorar los protocolos de seguridad y atención médica en los destinos turísticos cubanos, especialmente en lugares tan visitados como Varadero. Este incidente no solo afecta a las familias involucradas, sino que también puede tener implicaciones en la percepción de la competencia de las autoridades cubanas en dos de sus principales mercados turísticos.