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Psicópata. La palabra, o más bien el concepto, tiene fuerza por sí mismo. Pero mucho más si quien lo utiliza es una especialista en la materia. Qué decir entonces cuando ayer se escuchó ese término para definir el accionar de Susana Stuñek, la única acusada por el crimen de María Elena Vigneau, la mujer de 74 años que fue asesinada violentamente en su domicilio de Sierras Bayas.

Sí, es verdad que declaró el hijo de la imputada y relató vivencias duras, que calaron hondo en todos los que presenciamos su testimonio. Sin embargo, el análisis de lo sucedido ayer, quizás en términos más fríos, impone comenzar por otros testigos que se escucharon poco antes. Entre ellos sobresale el de una médica especialista en psiquiatría del Juzgado de Familia local, quien arrojó numerosas conclusiones que no pueden ser pasadas por alto, ya que podrían resultar clave para el futuro del proceso judicial, al menos en esta resolución en primera instancia.

El saldo de su evaluación no difiere en nada a la que arribaron otras colegas que también declararon en la jornada de ayer, pero su intervención tuvo mayor impacto por la claridad en la exposición, con términos casi pedagógicos, explicándole a los integrantes del jurado qué significaba cada uno de los términos que iba utilizando. Esto último tampoco puede ser pasado por alto: serán 12 civiles los encargados de definir si Stuñek es "culpable" o "no culpable".

Se trató de la doctora Gabriela Scipioni, quien se entrevistó no sólo con la acusada, sino también con Sebastián De Luca, quien fuera su ex pareja e hijo de la víctima. Todo se enmarcó en un expediente de comunicación, en otras palabras un litigio para resolver las visitas y el contacto del hijo de ambos con la mujer, quien permanece detenida desde hace ya hace más de un año en una cárcel de Azul.

"Carece de empatía hacia el otro", "cosifica a las personas", "era una persona sana que fingía estar mal". Esas fueron algunos de los apartados que la especialista le dedicó a la única imputada por el crimen de "Nené" Vigneau. Es más, relató cómo se debió dar por concluido un test de preguntas debido a que Stuñek había desarrollado una "exageración de síntomas". Fue de tal esa "sobredimensión" que duplicaba los valores de tolerancia. También habló de manipulación, pero más aún expuso que no percibió en la mujer un estado depresivo. "Ante la frustración puede hacer cosas dañinas hacia el otro, porque el otro es un objeto, carece de empatía hacia el otro", enfatizó.

Más especialistas

Ayer en total fueron 14 los testigos, y los hubo de todo tipo. Quizás, como se dijo líneas más arriba, aquellos de tenor pericial fueron los que marcaron la jornada. Fue la licenciada María Eugenia Navarro, de la asesoría pericial de Azul, la primera en introducir en el debate cuestiones y aspectos de tenor psicológico vinculados a la acusada.

Su intervención fue distinta a la relatada previamente, ya que en su caso sí se le pidió un estudio de tenor pericial. Por ello, según expuso, aplicó diversas técnicas en los encuentros que sostuvo con la imputada. Expuso que Stuñek en su relato de los hechos primero ofreció una descripción "detallada y pormenorizada", sin embargo al arribar al momento del crimen expuso "un amnesia de aparición y desaparición súbita". "No reúne las características de una verdadera amnesia. No se condice con las características que debe presentar una verdadera amnesia de un hecho traumático , concluyó segundos después.

Al igual que la médica Scipioni, advirtió una "exageración". También dio cuenta de un "relato impostado", "contradictorio" y más aún, de un "ocultamiento defensivo, todo favorable hacia su imagen".

El testimonio de la perito Navarro se prolongó por más de una hora, en la protagonizó un marcado contrapunto con el defensor particular de la acusada, el doctor Gustavo Herrera, quien cuestionó las técnicas empleadas para el análisis. Sin embargo, las conclusiones de la licenciada fueron más contundentes que esas objeciones. Concluyó que la acusada "no está alienada, comprende la realidad", y que los síntomas advertidos en ella no son compatibles a los de una emoción violenta, o una emoción intensísima, tal cual es el equivalente en su especialidad.

En este apartado también debe incluirse el testimonio de otra perito del Juzgado de Familia, la licencia María Cecilia Gallina, quien también tomó parte de las evaluaciones a partir del expediente de comunicación. Al igual que su compañera, ubicó a Stuñek como una persona, entre otros aspectos, que tenía "la percepción del otro como un objeto".

Uñas y lesiones

En el devenir de testigos y peritos también hubo espacio para aquellos que intervinieron sobre los restos de la víctima. Fue el doctor Lisandro Laborde, desde la asesoría pericial de La Plata, quien en videoconferencia relató su labor en torno a distintas muestras que le fueron remitidas desde nuestra ciudad. Se trató de uñas de la víctima y perfiles genéticos tanto de la propia Vigneau como de la única imputada.

El perito concluyó que de las uñas de la mano derecha se logró la extracción de un "perfil genético mezcla". "Al menos dos personas contribuyentes", explicó. La conclusión de su intervención es que es 700 millones de veces más probable que esos perfiles pertenezcan a la víctima y a la acusada, que de esa mezcla se vea implicada la propia mujer asesinada y un tercero cualquiera.

Horas más tarde, en las que se desarrollaron también varios cuartos intermedios, fue el turno del doctor Guillermo José Moreno, quien fue el encargado de realizar la autopsia a Vigneau. La descripción de las lesiones, con el complemento de las imágenes en pantalla gigante, hizo que el humor de la sala cambiara radicalmente. Se escucharon sollozos, llantos e inclusive varios integrantes del público, algunos de ellos vistiendo una remera con la cara de la víctima, optaron por cubrirse el rostro y seguir la audiencia únicamente con los oídos.

Moreno describió las lesiones, tanto las punzo cortantes o el duro golpe que presentaba en la nuca, como las escoriaciones y moretones que la víctima tenía en la parte frontal de su cuerpo. Sin embargo, al ser indagado acerca de cómo podrían haber sido ocasionadas estas últimas lesiones brindó respuestas que pudieron servir tanto para la querella como para la defensa.

Algo similar se dio con parte de las conclusiones expuestas por la doctora María Rigoni, quien evaluó a Stuñek. Enumeró las distintas lesiones que presentaba la mujer, pero los contrapuntos volvieron a darse cuando se buscó que se precise acerca de cómo pudieran haberse ocasionado aquellas que presentaba principalmente sobre los brazos. Las partes, de acuerdo a sus respectivas estrategias, buscaron enmarcarlas en lesiones de ataque o defensa respectivamente.

Extensa jornada

La audiencia de ayer se vio complicada desde su inicio. Es más, previo a su inicio, ya que todo se postergó por más de una hora debido a la demora en el arribo de un jurado, que sufrió un desperfecto mecánico en su auto cuando viajaba hacia Azul, según se logró saber.

Luego fueron frecuentes los cuartos intermedio. El primero llegó tan sólo a una hora de haber comenzada la audiencia, cuando apenas un puñado de testigos habían sido parte de la jornada.

Desde allí no se detuvo hasta el parate para que pudieran almorzar los integrantes del jurado, varios de los cuales no lograron disimular varias muestras de cansancio, siendo ganados por el sueño por algunos segundos. A otros, las horas allí sentados, sumadas a las de viaje, comenzaron a pasarles factura y comenzaron a sentir diversos síntomas, tal cual fue advertido por el juez Martín Céspedes, del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1.

Tras ese receso, que se prolongó hasta más allá de las 14.30, comenzó la segunda parte de la audiencia que también registró un cuarto intermedio. Fue cuando la defensa, sin éxito, busco introducir como prueba una carta escrita por el hijo de la acusada, quien brindó el último testimonio del día tras ese parate. Su intervención concluyó poco antes de las 16,30.

Otra de las situaciones particulares de la jornada fue la presencia del Fiscal General, el doctor Marcelo Sobrino, quien por algunos minutos presenció la jornada desde el sector destinado a la querella. Se ubicó detrás de la fiscal Paula Serrano y a la par de los doctores Lucas Moyano y José Iturralde, quienes vienen acompañado a la parte acusatoria desde el inicio de debate.

Vale recordar que la parte acusatoria tiene también también la presencia y complemento de la doctora Elda Donatelli, quien en la figura de particular damnificado representa los intereses de las víctima. Inclusive, a la par de su asistente, se vio acompañado en todo momento de los tres hijos de María Elena Vigneau.

Última audiencia

Para hoy nuevamente todo está pautado para las 8.30, en el recinto ubicado en el tercer piso del edificio de justicia de Azul. La particularidad de la jornada es que sólo se escucharán los testigos propuestos desde la defensa. Se tratará, según logró conocer este Diario -único medio en las audiencias-, de personas que ahondarán quizás no tanto en el hecho en sí sino más en el vínculo entre las personas implicadas, principalmente entre la acusada y el hijo de la víctima.

En su alegato de apertura el doctor Gustavo Herrera había expuesto que no iba a discutir el desenlace, sino más bien la trama. Inclusive utilizó como ejemplo cuando uno se posiciona delante de un libro y lo prejuzga en base a la tapa o el título. En cada intervención buscó introducir cuestiones vinculadas a presuntas agresiones o infidelidades.

Lo clave de esta jornada estará dado en que, también le fue señalado a EL POPULAR, es que la imputada dará su versión de los hechos. Tras ello llegará algo aún más importante, la deliberación del jurado y posterior veredicto. Vale destacar que en caso de disponer la culpabilidad el monto de pena no se resolverá hoy, sino que pautará una nueva audiencia, denominada de cesura, a la que sólo concurrirán las partes y será la antesala de la condena.

"Jamás me pidió perdón ni me dijo sentirse arrepentida"

Sin dudas el momento más duro y doloroso de la jornada fue la declaración de Diego De Luca, el chico de tan sólo 14 años que no sólo tiene a su madre detenida por un homicidio, sino que el crimen que se le imputa es nada más y nada menos que el homicidio de su abuela.

Para llevar adelante su declaración se debió disponer un cambio en el escenario que alejó a su madre de la sala e hizo que se la ubique en un sector continuo, donde de no pudiera verse cara a cara con su hijo, pero que sí pudiera escucharlo, de manera que no quedara vulnerado su derecho de defensa. Esta medida fue requerida por la doctora Elda Donatelli, quien ofreció al adolescente como testigo, y fue acompañado por el juez azuleño.

"Desde que tengo memoria mi mamá me vivió pegando" alcanzó a decir y la réplica inmediata fue el llanto que se escuchó desde diversos sectores de la sala. Si bien se eludirán cuestiones puntuales que no hacen al caso en sí, y que avanzan más en la intimidad familiar, el adolescente relató varias vivencias en las que arrojó severas críticas a su madre y sólo palabras de elogio hacia su padre.

"No me he sentido con ganas de ir a verla, mi papá siempre se ha ofrecido a llevarme", respondió acerca de cómo continuaba el vínculo con su madre, quien previo a estar detenida en la Unidad Penal de Azul estuvo en una comisaría de la localidad de De la Riestra, en el partido en 25 de Mayo. El adolescente la visitó en dos ocasiones, una en cada lugar mencionado. Fundamentó que una de esas visitas quiso hacerla para reprocharle los tratos recibidos.

En otro apartado compartió la versión de los hechos que le narró su madre, quien habría detallado que la víctima le habría cerrado la puerta en la cara cuando ella había ido a visitarla con motivo de una invitación de cumpleaños. "Jamás me pidió perdón ni me dijo sentirse arrepentida", narró segundos después cuando le fue indagado acerca de las respuestas dadas por Stuñek en cada una de esas visitas.

Por último, la defensa dejó sentado mediante algunas preguntas que, pese a esas vivencias relatadas, el adolescente había elegido seguir viviendo con su madre tras la separación de su padre.

El resto de los testigos

Los testigos restantes en la jornada de ayer correspondieron a vecinos de Sierras Bayas y compañeros de trabajo de Sebastián De Luca. Los primeros fueron quienes ahondaron algo más en el hecho en sí, los restantes fueron más de concepto y fueron consultados acerca de qué conocían acerca del vínculo entre el hijo de la víctima y la acusada. También hubieron personas vinculadas a la remisera que la imputada habría utilizado para movilizarse.

Entre ellos sobresalió la intervención de María Markovina, quien de casualidad se topó con quien sería Stuñek en pleno escape, según afirma la hipótesis central de la causa. La mujer dio cuenta que aquella noche de enero del año pasado se encontraba retornado a su casa tras hacer algunos mandados en un almacén cercano. En ese recorrido le extrañó la presencia de un individuo que caminaba por el sector descampado sin dejar ver su rostro.

Primero observó sus pasos pero decidió intervenir cuando vio que ese sujeto arrojaba algo entre los pastizales. "Callate loca", le habría gritado cuando ella le reprochaba esa actitud. "Pensé que sería basura o un animalito", recordó Markovina mientras daba cuenta que ese desconocido aceleró el paso de tal manera que se le hizo imposible alcanzarla. En ese camino cruzó por delante de otro vecino que aguardaba por el colectivo para ir a trabajar, pero no arrojó mayores precisiones acerca de lo sucedido, más allá de indicar que era una mujer de cabello rubio.

Esos elementos arrojados serían la mochila de De Luca y el sitio donde fueron dejado era su lugar de trabajo. Todo fue recogido y entre ellos había una peluca que fue identificada por Markovina.

Declararon también la titular de una agencia de remis y un chofer de esa misma firma. Fueron coincidentes acerca de la existencia de un viaje desde Sierras Bayas aquella noche, el cual concluyó en pleno centro de la ciudad. Sin embargo, no arrojaron precisiones acerca de la pasajera, ya que cubrió su rostro en todo momento.

Por último, declararon tres compañeros de trabajo de De Luca, entre ellos su empleador. Todos fueron consultados acerca de qué conocían acerca de la relación entre el hijo de la víctima y la acusada. Las preguntas siempre giraron en torno a presuntas situaciones de violencia e infidelidad pero escasearon las precisiones.