Silvana Melo

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Los 312 hogares del barrio Nicolás Avellaneda, su contexto social y territorial y la condición de vulnerabilidad que lo ha convertido, desde hace una década y media, en arena de disputas políticas, serán escenario de una prueba piloto por parte del Municipio. La experiencia incluirá un profundo relevamiento social y sanitario y un programa que tendrá como médula a las familias y sus cambiantes estructuras. La idea es apuntar a la primera infancia y a las madres en edad fértil para "igualar hacia arriba". El Estado municipal se propone "rediseñar las políticas para la primera infancia" en un barrio marcado por una de las falencias más críticas de la ciudad: la violencia y la muerte entre los jóvenes y el hacinamiento en que sobrevive un porcentaje alto de las casi 1.700 personas -según las cuentas de la Junta Vecinal- que pueblan el barrio.

El programa ya tiene nombre: "Olavarría crece con vos". Y busca, según las definiciones de José Eseverri, "cambiar los paradigmas de las políticas sociales, a partir de las concepciones de Daniel Arroyo, acerca de las políticas de Segunda Generación". Es decir, que vayan más allá de la asignación de recursos económicos, con "eje fundamental en la familia". "Pero no vamos a empezar de la nada -dice el Intendente-, porque ya hemos desarrollado los servicios territoriales con la concepción de trabajar directamente con los vecinos. Cuando llegué al gobierno, para la gente el Estado era la Municipalidad y los centros de salud. Los servicios territoriales fueron a llevar el estado a los barrios".

"Hasta ahora las políticas sociales desde la Nación se concentran en las transferencias de ingresos a las personas. Como la Asignación por Hijo o el plan Progresar. Se trata de 80 mil millones de pesos en transferencias directas". Por eso "desde los municipios queremos empezar con una experiencia que ojalá después pueda ser replicada en algún momento en un programa nacional".

Violencia y vulnerabilidad

La enumeración simbólica de algunos episodios de violencia definen la vulnerabilidad social del barrio, compartida con otros sectores de la ciudad: el 3 de marzo de 2005 Oscar Barrios, de 20 años, murió en medio de un tiroteo. En mayo de 2011 dos jóvenes aparecieron acuchillados pero nadie hizo la denuncia. José María "Taca" Galván, de 17 años, murió después de una disputa entre grupos: lo alcanzaron mientras huía y lo asesinaron a golpes.

La barriada es escenario, además, de disputas políticas territoriales: si el Municipio utilizará al Nicolás Avellaneda para una experiencia social piloto, La Cámpora ya lo hizo con el Centro de Acceso a la Justicia (CAJ) y con el despliegue de una presencia militante con la que se chocará la entrada profunda que planea el área oficial. Algunas opciones no parecen ser inocentes.

Eseverri piensa en "políticas con otro nivel de calidad, focalizadas y con eje en las familias". Para eso desde esta semana Daniel Arroyo (ex ministro de Desarrollo Social de Daniel Scioli, ex segundo de Alicia Kirchner en la Nación) capacitará a trabajadores sociales y funcionarios para emprender un nuevo camino en el que, según Eseverri, es imprescindible "cambiar las cabezas" porque "las reacciones por derecha aparecen en seguida". Los Sanz y los Del Sel que hablan de chicas que se embarazan para cobrar la asignación o madres que "se gastan la AUH en alcohol o en el bingo" tienen la cortedad del sesgo discriminatorio. Su preocupación no parece ser la necesidad de programas integrales que pongan en valor los planes subsidiarios.

La respuesta desde el Estado, dice el Intendente, debe basarse "en fortalecer a las mamás, en el control del embarazo, en el control alimentario y neurolingüístico". Eseverri sostiene que "los que nacen hoy son la población activa de 2030. Son los que van a construir la ciudad en 2030. Tenemos que darles la mejor preparación para insertarse en el mundo del trabajo, pero para eso hay que igualar desde la infancia. Y después ellos mismos vivirán en una sociedad más igualitaria".

Para probar la viabilidad, "decidimos tomar un territorio: el barrio Nicolás Avellaneda, al que ya le llegó el agua, el gas y el pavimento. El Estado se hizo presente. Eso cambia la vida, sí, pero hay otras cuestiones más profundas: el embarazo adolescente, el desarrollo de la vida de los pibes, la posibilidad de empoderar a las familias con el necesario cuidado sanitario y social", dice.

Hacinamiento y criminalidad

"Olavarría tiene todos los fines de año 1.500 egresados que intentan insertarse en el mundo del trabajo y/o del estudio. Si los chicos se crían en un ámbito de Estado presente y con las herramientas para su desarrollo, no hay excusas para generar violencia", enfatiza. "Es el gran problema de la Argentina de las últimas décadas, que no ha sido responsabilidad de este gobierno ni mucho menos. Se ha latinoamericanizado en la criminalidad. Los conflictos se resuelven con violencia. No es que maten a alguien por robar. La mayor parte de los homicidios son cometidos por gente conocida y cercana. Entre los muros de la casa o afuera", define Eseverri.

Uno de los puntos que se tratará en el relevamiento a realizarse en el barrio es el hacinamiento y las viviendas con infraestructura deficitaria. "El hacinamiento es la causa principal por la que el pibe no está en la casa y busque espacios en la esquina o en la calle. El pibe no puede ir a jugar a la casa de otro porque no hay lugar". En ese sentido, los datos de 2011 determinan la necesidad de "planificar mejoras habitacionales en unas 60 viviendas en condiciones sanitarias deficientes" y de ampliar las casas para evitar el hacinamiento: "se necesita la construcción de 25m2 en unas 70 viviendas".

El 28 de agosto de 2008 un incendio consumió una habitación en el barrio Nicolás Avellaneda. En la casa vivía un matrimonio con diez hijos. Murió un nene de 12 años. El padre del chiquito, un pastor evangélico, decía aún sobre los restos de su casa: "ahí están mis máquinas, la cortadora, las palas, los picos. Yo corto el pasto, saco plantas. Hace veinte años que trabajo en casas de doctores, de bancarios. Tengo dolores por el reuma. Y tenía un hijo hermoso que quería ir a la escuela, que quería manejar un avión. Acá nadie llega a decir ''¿qué desean?, ¿qué sueños tienen?, ¿qué necesitan?''".

Tres años atrás "39 hogares percibían la falta de espacios para recreación y 77 hogares, la presencia de basurales", según la encuesta municipal. En diciembre de 2001, después de un fuerte temporal, el barrio Nicolás Avellaneda fue uno de los más afectados a partir de la vulnerabilidad de sus viviendas.

Entrar a las casas

En agosto de este año, a la una de la tarde, un tiroteo terminó con un hombre de 36 años herido. Un mes antes, Margarita Arregui encabezaba la inauguración del pavimento. Dos años antes La Cámpora llevaba el Centro de Acceso a la Justicia (CAJ). Un año y medio antes, abría su unidad básica.

Eseverri considera fundamental "entrar en la casa de la gente" porque "el Estado se notifica del embarazo adolescente cuando la piba está embarazada. Ese es el rol de los promotores de la salud: la educación sexual y después el control del embarazo". Además, el estado debe modificar la mirada de las estructuras familiares para no generar políticas públicas excluyentes. "Las familias son distintas ahora, sin el padre o la madre tradicionales: hay un acortamiento de la brecha generacional que incluye abuelas de 37 años".

Este cambio de mirada en las políticas públicas aparece luego de casos testigo (familias enteras de hermanitos que fueron creciendo durante las décadas eseverristas y cayendo después, inexorablemente, en el fuero penal juvenil) que el Municipio ha negado y/o relativizado a lo largo de la historia reciente. En abril esta periodista le preguntaba al Intendente por las muertes jóvenes, la violencia en los barrios de los arrabales y los cinco homicidios de febrero, que disparan el índice del año. "La mayoría son muertes por cuestiones pendientes de drogas -respondió-. Son pibes que se criaron en estos años. Y que desde la familia no aceptaron un cambio de vida. No podés meterte como Estado en la casa a las patadas para cambiar la vida a la familia".

El 20% de los niños en condición de vulnerabilidad

En el marco de la experiencia que, si es factible, se extenderá al resto de los barrios, el Municipio planea un relevamiento para "conocer el estado nutricional de la población menor de 5 años en situación de vulnerabilidad". En 2011, a partir de los datos obtenidos, se incluyó en el Sistema de Vigilancia nutricional a 27 embarazadas, 109 niños menores de 5 años, de los cuales el 20% (22 niños) estaban en condición de vulnerabilidad.

Para evaluar el desarrollo neurocognitivo de la población infantil vulnerable se tendrán en cuenta "la conducta motora, adaptativa, la comunicación, el comportamiento personal y social". Y se trabajará "a través del sistema de tutores sobre el 4% de niños que no concurren a la escuela", describió Patricia Seijo, responsable de la Subsecretaría de Indicadores Locales.

También se pondrá en marcha un exhaustivo "control de salud que incluya tensión arterial, glucemia y control de factores de riesgo en 221 personas de más 40 años". En el relevamiento de 2011 se detectaron 45 personas con tensión arterial, 17 diabéticas, 30 con colesterol alto, 26 con insuficiencia cardíaca". Los números también urgían priorizar en la vigilancia nutricional a 109 niños menores de 5 años y 249 mujeres de 15 a 44 años. Con un "seguimiento de vulnerabilidad de 20 niños y 50 mujeres en edad fértil".

En 2011 (cuando aún no existía el Plan Progresar) en el barrio Nicolás Avellaneda se contaban "387 beneficiarios de la AUH, 19 de Empleo Joven, 24 del Plan Envión, 5 con Ley de Discapacidad, 39 con Profe, 14 con Plan Vida y 557 indeterminados". Una de las principales urgencias es "actualizar datos y recalcular la población objetiva de estos programas".

"No todo el mundo conoce el acceso a sus derechos", se sorprende José Eseverri. "El fenómeno supera la comunicación pública, hay que hacer un trabajo hacia adentro de las familias. Y lo más ambicioso es la posibilidad de generar centros comunitarios de desarrollo familiar, con capacitación y presencia del estado". Los programas "deben llegar al 100 % de la población potencialmente beneficiaria".