Aunque el ministro de Planificación, Julio De Vido, jura que "no hay problemas energéticos", el "comité de emergencia" conformado por los responsables de suministrar lo necesario ha advertido que, si la ola de frío de turno dura más de un par de días, muchas fábricas tendrán que soportar cortes totales de gas. Según informan los voceros de distintos sectores industriales, desde hace varios meses dejan de recibir las cantidades de gas que requieren para mantener la producción al nivel previsto. Puesto que el gobierno está resuelto a continuar estimulando el consumo popular a fin de difundir la sensación de que la economía está creciendo nuevamente a un muy buen ritmo (...), se teme que la situación se agrave mucho en las semanas próximas. (...)

No es ningún secreto que la falta de energía constituya uno de los flancos más débiles del "modelo" kirchnerista, realidad que, por tratarse de la obra de un gobierno de procedencia en buena medida santacruceña, es un tanto extraña. Parecería que, a comienzos de su gestión como presidente, Néstor Kirchner logró convencerse de que le sería fácil obligar a las empresas del sector de que les convendría invertir muchísimo dinero en exploración y en la producción de energía (...). Huelga decir que no lo hicieron. Antes bien, se limitaron a hacer lo mínimo necesario con la esperanza de que andando el tiempo el gobierno reconociera que ninguna empresa se resignará a operar indefinidamente a pérdida. Las consecuencias de la "estrategia" oficial no tardaron en hacerse sentir. La producción local de petróleo y gas natural ha caído tanto que hemos tenido que importar cantidades crecientes, a precios de mercado, desde Bolivia y Venezuela, socios comerciales que, merced a sus propios problemas internos, distan de ser confiables.

Por desgracia, la posibilidad de que el gobierno emprenda una política energética seria es nula. Son tan grandes las distorsiones provocadas en el transcurso de más de siete años de cortoplacismo terco que sería traumático cualquier intento de adoptar una estrategia racional. (...) En los centros urbanos más importantes, los residentes pagan mucho menos por el gas o electricidad que consumen que sus equivalentes en Brasil, Chile y otros países de la región. Puesto que duplicar las tarifas o más tendría un impacto devastador en millones de hogares, tanto el gobierno actual como sus sucesores inmediatos no tendrán más alternativa que la de apostar a aumentos graduales que a lo sumo servirían para atenuar levemente los problemas. Quienes sí se encargarán de pagar un precio económicamente viable por la energía serán los industriales, por ser menos inmediato el impacto político de sus penurias y porque sus voceros son reacios a quejarse en público por miedo a las previsibles represalias gubernamentales. Así las cosas, no es fácil ver cómo el gobierno kirchnerista se las arreglará para que la economía siga creciendo con el vigor que sea preciso para que se celebren las próximas elecciones presidenciales en medio de una fiesta consumista descomunal y una tasa de crecimiento anual rayana en el 9%, meta ésta que se atribuye al ex presidente y hombre fuerte del gobierno de su esposa.

Río Negro, 14 de julio de 2010