"El envejecimiento nos incumbe a todos, es inexorable y hay que abordarlo con la seriedad que lo merece", señala la joven que acaba de participar del XV Congreso de Geriatría y Gerontología que se llevó a cabo en Mar del Plata, del 23 al 25 de agosto.

Su infancia no estuvo marcada por adultos mayores que dejaran huellas. Lo admite. Sin embargo, decidió posar la mirada sobre distintas vejeces, los prejuicios que hay, los nuevos paradigmas y la necesidad de generar empoderamiento entre los más viejos. O los no tan jóvenes.

"Cuando estudiaba en Mar del Plata algunas de mis compañeras me decían, cual profecía autocumplida, que mi destino profesional eran los adultos mayores. Al principio me puse reticente pero finalmente asumí con intensidad el compromiso de formarme en materia de vejez", reconoce Belén Pacheco.

Hoy no solo realiza una licenciatura sino que junto con la Universidad Maimónides comenzó a desarrollar una tarea de difusión en Olavarría, además de sumarse a procesos de investigación y formación.

Con empoderamiento

"Esto es un desafío personal y un objetivo institucional que requiere de tiempo, dedicación y capacitación constante", enfatiza Belén Pacheco, en diálogo con EL POPULAR Medios. La profesional hace eje en "la creatividad innovación y productividad, apuntando a la calidad de vida en la vejez frente a este fenómeno de inversión de la pirámide poblacional, que se da por primera vez en la historia de la humanidad. Hay una tasa de envejecimiento creciente, sobre todo en mayores de 75 años, por bajas en la tasa de fecundidad y mortalidad y aumento de la supervivencia de edades avanzadas. La proyección mundial es que 1 de cada 5 personas tendrá más de 60 años en 2050; y en nuestro país un 25% de la población tendrá más de 60 años. Y se ha constatado la feminización del envejecimiento: las mujeres presentan mayor esperanza de vida. Eso marca la agenda hacia donde reorientar los recursos materiales y de capital humano para el cambio, la innovación y la gestión".

-¿Se están definiendo políticas que hagan eje en esta problemática?

Sí, del área de la gerontología y geriatría se intenta a entender el envejecimiento como proceso natural, continuo, inexorable que nos atañe a todos, que es universal, irreversible y heterogéneo. Empezamos a tener varias vejeces posibles, según como cada uno haya vivido, por lo que se apunta a ciertos factores de riesgo modificables, a introducir nuevos estilos de vida que nos lleven a un envejecimiento saludable y exitoso.

-¿Qué rol ocupa la familia, la soledad, los vínculos...?

Alcanzar una mayor longevidad no deja de ser un triunfo social porque significa nutrición, saneamiento, avances científicos, tecnológicos y médicos, más bienestar económico. Pero el hecho de que haya familias cada vez más longevas hace que la soledad sea claramente un factor de riesgo, con dificultades de efecto cascada, que son los grandes síndromes de geriatría. Se busca poner en vigencia términos como la sarcopenia y la fragilidad con un cambio de paradigma. El desafío llegar a vejeces más dignas y seguras con entornos de salud, bienestar y apoyo. Hay que tener una visión integral y romper con el paradigma médico-asistencialista. Es fundamental la educación en la salud y el empoderamiento de los sujetos en relación con sus propias vidas para reducir factores de riesgos modificables. Vivir más y con menos sufrimiento, con una atención centrada en la persona, abordaje interdisciplinario y un modelo que tenga continuidad de cuidados en el sistema de salud, que requiere coordinación, evaluación integral, participación del paciente y la familia, y trabajo a largo plazo. Hay experiencias en el país. El Hospital Italiano creó operadores sociosanitarios que colaboran en el seguimiento de pacientes con tratamiento domiciliario. El desafío mundial es ése, envejecer con dignidad, seguridad y calidad de vida.

-Claro, con estrategias de contención que no siempre pueden ofrecerse dentro de la familia...

Sí, se habló de la importancia de las redes sociales y redes de apoyo formales e informales, la función de las instituciones geriátricas y cómo acompañar los tratamientos farmacológicos desde áreas como la kinesiología o la terapia ocupacional para dar mayor bienestar y calidad de vida. También se planteó la necesidad de acompañar al adulto mayor desde esa emoción básica que es la tristeza y acompañar la tristeza para evitar la soledad como factor psico protector. Uno tiende a alejarse en la tristeza o porque el viejo nos produce tristeza y eso nos aleja y conduce a la soledad. Y abordar el envejecimiento desde la mediana edad, romper rigideces, no estar sujetos a un proyecto único de vida sino apoyarse en diferentes bastones para llegar a la adultez más sanos, no? Hay que ponerlo en agenda porque el envejecimiento nos incumbe a todos, es inexorable y hay que abordarlo con la seriedad que lo merece.

Romper los moldes

-Hay varias formas de nombrar la vejez o, mejor dicho, de no nombrarla: adulto mayor, tercera edad, tercera juventud, ancianidad...

Claro. Hay estudios que analizan las expresiones empleadas para designar a la vejez desde 1981 a 2015 y es interesante cómo se fueron modificando y, de manera prejuiciosa, intentamos no decir viejo. Hay un temor a llegar a esa etapa de la vida, que propicia muchas gratificaciones pero como sociedad hay que rearmar este entramado social y desmitificar cuestiones en torno de la vejez. Cuando nos toca, nos ponemos reticentes con el término. ´Viejo no, viejo los trapos´. Y el concepto abuela responde a una carga genealógica. Ya no se emplea más. El viejo, la vieja... Llamalo por su nombre. Aún son sujetos de deseo y tienen un trayecto vital importante del que todos podemos aprender.

-¿Y cuáles son las representaciones sociales acerca de la vejez en la actualidad?

Conviven representaciones dispares. Algunas identifican a la vejez como una etapa caracterizada por la marginalidad, el abandono y la enfermedad que lleva a empoderarnos de emblemas nefastos de la vejez. Y hay nuevas representaciones que rompen moldes preestablecidos donde se la asocia con vitalidad, independencia y sabiduría, que contribuyen armar una nueva imagen del ‘viejo’. Apropiarnos de estas últimas permitirá avanzar como sociedad, incluyendo a la vejez de forma activa y participativa.

-¿Cómo prepararnos para lograr un envejecimiento activo, saludable y exitoso?

Hay que hacer un abordaje preventivo en la mediana edad, propiciando factores psíquicos protectores que nos preparen para resolver de manera satisfactoria los cambios y reacomodarnos al paso del tiempo. La vejez que nos toca no es casual ni arbitraria sino que es una construcción basada en las distintas personalidades que existen. Pensar en el envejecimiento nos remite a percibir el transcurso del tiempo de la propia vida, donde debemos replantearnos qué me caracteriza como ser humano y qué quiero mantener durante mi envejecimiento en ese tener o ser.

Viejo joven

La mirada sobre la vejez responde a "valores imperantes de una cultura en un momento histórico y social determinado. A fines del siglo XIX los viejos tenían la función social de dictar y trasmitir valores, se los respetaba, se los buscaba para recibir consejos y obedecíamos sus órdenes. Esto permaneció hasta los años 30 o 40", destaca la gerontóloga Belén Pacheco.

Mas tarde, en la década del 60 hubo un "gran cambio en el sistema de valores. Se comenzó a valorar la juventud, la belleza física y la fuerza, por lo que la honradez, ahorro y trabajo trasmitidos por los ancianos quedaban desactualizados y el rol de transmisores pasa a ser cubierto por miembros más jóvenes de las familias".

Después, ya en "la década del 90 la imagen del viejo volvió a sufrir un cambio en la representación social, que se está instalando: la de un viejo activo y físicamente fuerte que reaparece en el circuito familiar, colaborando económicamente con generaciones más jóvenes y cuidando de sus nietos. Un viejo que ahora es joven ya que aparece una cuarta generación: los longevos bisabuelos".

Fuera de agenda

No están en los medios y cuando aparcen, se los asocia a jubilaciones indignas, crisis en la atención sanitaria o algún hecho policial. "Es un dato llamativo la escasez de la circulación de información en los medios de comunicación en materia de vejez", destaca Belén Pacheco.

En el marco del congreso sobre gerontología que se realizó en Mar del Plata "hubo una representante de la Defensoría del Publico con datos asombrosos" que demuestran que los adultos mayores quedan en off, es decir, fuera de publicación. De hecho, "en 2017, solo el 1,1% de las noticias estaba destinado a vejez: el 30% relacionadas con hechos policiales, el otro 30% a jubilaciones y sistema previsional. En 2018, con un corte hasta agosto, solo en 0,8%. Eso demuestra a qué tipo de información le estamos dado prioridad o no", se lamentó.

"Hay que tomar ese dato estadístico para llevar acciones concretas. Y me comprometí con la Universidad Maimónides para que implementen en el ámbito local algunas estrategias donde poner en circulación información vinculada con la la tercera edad y empezar a desarmar ciertos estereotipos o representaciones sociales negativas que impactan en un envejecer patológico", señala sobre el final.