"Para el Monumento al Trabajo, Boccazzi se inspiró en la naturaleza de la ciudad"
Hace más de 50 años la mano del progreso se destruyó el Monumento al Trabajo. La obra de Leopoldo Boccazzi, que había sido la puerta de entrada a la ciudad de Olavarría durante 25 años, tuvo un destino de olvido que culminó hace poco tiempo, cuando una comisión encabezada por el investigador Claudio Filardo se propuso volverlo a la vida.
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"La idea de la comisión es hacer una réplica que tenga la esencia del monumento anterior", dice Claudio Filardo, el investigador que desde hace varios años navega entre la biografía de Leopoldo Boccazzi, y señala que su obra cumbre estuvo conformada por las cosas que identificaban a la Olavarría de hace 70 años, pero también con matices actuales.
Claudio Filardo estudia la obra de Leopoldo Boccazzi desde el 2012 y asegura que el artista "se enamoró de la naturaleza de Olavarría", para luego dejar entrever que así ha sucedido también con otros dos grandes creadores de arte: José Herrero Sánchez y Dámaso Arce.
Mientras trabajaba en "la historia de los monumentos de Olavarría", se encontró con que aún le faltaba encarar la obra de Leopoldo Boccazzi y se largó a investigar. No sólo para cumplir con un trabajo titánico como se le presentaba, sino que además quería cumplir un sueño de la niñez: volver a la vida al monumento que su madre le describía constantemente.
El Monumento al Trabajo, que desde su emplazamiento veía cómo la ciudad cambiaba y crecía, había poblado muchas de sus horas infantiles y el investigador se propuso recuperar la memoria de lo que fue y convertirlo en lo que será.
Boccazzi
En 1927, el dibujante, pintor y escultor Leopoldo Boccazzi llegaba a instalarse en Olavarría para cumplir con un pedido de la familia Giangreco, que estaba realizando algunas reformas en la casa y necesitaban un decorador. Hacía varios años que había abandonado su Italia natal, detrás de un sueño que lo depositaría en esta ciudad.
Durante sus primeros años, el artista se instaló sobre la calle Vicente López, en pleno centro, mientras que su estudio estaba en la calle Lamadrid. Allí comenzó a trabajar en sus obras que de a poco empezaban a decorar la ciudad.
Obras como "El Cristo Yacente" en el Cementerio Municipal, los deportistas que ocupaban los parque de los clubes Estudiantes y Racing o la Virgen ubicada en el patio del Colegio Nuestra Señora del Rosario, ya mostraban que era un escultor detallista y meticuloso.
Fue por ese motivo que el intendente Amadeo Grimaldi, después de una visita que le realizara a su estudio, decidió encargarle una obra que definiera el perfil de la ciudad.
Enseguida Boccazzi comenzó a realizar algunos bocetos que fue plasmando en las paredes de su estudio. Junto con un arquitecto enviado por el gobierno bonaerense que "le ayudó a hacer la parte arquitectónica", Boccazzi realizó todas las alegorías, los ornamentos, "las tres figuras y el águila -completa Filardo-, que desde la altura nos decía aquello de ‘Olavarría, Ciudad del Trabajo’ ".
Fueron cerca de tres años en los que el artista se encomendó a realizar una obra que representara fielmente a la ciudad que lo había recibido con los brazos abiertos.
"Yo creo que Boccazzi se inspiró en la naturaleza de la ciudad", arriesga el autor de "Leopoldo Boccazzi. Un artista consagrado", al ser consultado sobre la decisión del escultor para elegir el tema de su obra, y enseguida se refiere a su espíritu de visionario. "Creo que no estuvo errado", dice, porque con el tiempo Olavarría se iba a destacar por esas tres cosas.
"Entre el Intendente y Boccazzi le pusieron ‘Olavarría, la Ciudad del Trabajo’ ", explica Filardo, y agrega que en ese momento "Olavarría no se caracterizaba por nada y Boccazzi se dio cuenta de que toda la vida iba a haber agricultura, que toda la vida iba a haber ganadería y que toda iba a estar la minería".
La obra, que contaba con "los tres pilares fundamentales de la historia de Olavarría", fue inaugurada el 12 de octubre de 1938 en la intersección de la actual avenida Pringles y la calle República del Líbano.
"En esos años Olavarría empezaba en ese lugar y es por ello que Intendente decidió que el monumento fuera emplazado ahí", plantea Filardo.
Ocaso y recuerdo
En ese lugar estuvo durante 25 años hasta que, en el año 1963, el intendente Carlos Portarrieu, "debido al incremento de vehículos que hubo en esa época, decide ensanchar las avenidas y sacar el monumento, no trasladarlo", recuerda el investigador olavarriense, y apunta que "de un día para el otro lo derribaron".
Durante un largo tiempo, Claudio Filardo intentó dar con los restos del imponente monumento que recibía a los visitantes de la ciudad.
Si bien fue una tarea extenuante, finalmente logró su cometido y así, como de casualidad, dio con una de las partes más importantes de la obra en la Biblioteca 1º de Mayo. El yunque que formaba parte de uno de los motivos estaba bien conservado y la persona que lo rescató le contó que, casualmente, pasaba por el lugar cuando lo estaban demoliendo y al ver que la gente que se acercaba se llevaba parte del monumento, pidió permiso y se llevó el yunque.
"Mi mamá me decía que iba a las romerías en el Prado Español y antes de volver al barrio Luján descansaban en el Monumento", relata Filardo, y añade que "era un lugar acogedor, era bellísimo, era un lugar que atraía a las familias".
Quizá ese fue el primer motivo por el cual se impuso la tarea de rescatarlo del olvido. "Al sacar el monumento, sacaron a Olavarría su denominación de Ciudad del Trabajo", argumenta.
Comisión de rescate
"Desde hace varios años vengo con esto de querer hacer una comisión para volver a instalar el Monumento al Trabajo", cuenta Filardo, pero recién este año pudieron formar una comisión que de a poco comenzó a reunirse con entidades barriales para que les aportaran ideas y luego llevar el proyecto al Municipio. Un trabajo de hormiga que hace poco tuvo su recompensa.
"La idea de la comisión es hacer una réplica. Si bien no exacta, que tenga la esencia del monumento anterior pero con algo moderno", describe, tras señalar que ya hay un expediente abierto en el Concejo Deliberante y en una reunión con los concejales "se tiraron sobre la mesa 20 lugares, pero algunos se fueron desechando".
Actualmente participan del proyecto el Colegio de Arquitectos y la Facultad de Ingeniería de la Unicén y, mientras, aguardan que llegue la propuesta del Departamento Ejecutivo municipal. Se ilusionan con verlo otra vez de pie, pero en un nuevo espacio ubicado en el Parque Avellaneda, frente al barrio CECO I.
El nuevo emplazamiento se eligió "teniendo un cuenta el crecimiento de la ciudad" y porque además es "un parque rodeado de barrios modernos", señala Filardo.
Aunque todavía les falta el aval del Municipio y el proyecto continúa abierto, el investigador y presidente de la Comisión manifiesta "la importancia de volver a ponerlo". Para Claudio Filardo, el monumento encierra la identidad de la ciudad y es por ello que se ilusiona con verlo otra vez de pie el año que viene, cuando la ciudad festeje su 150º aniversario, recibiendo a los visitantes y mostrando con orgullo aquella denominación de "Olavarría, Ciudad del Trabajo".
Salamone
El patrimonio arquitectónico de la provincia de Buenos Aires cuenta con las maravillosas obras de Francisco Salamone. Justo cuando uno ya daba por descontado que iban a caer en el olvido, una muestra fotográfica en Buenos Aires hace más de 15 años logra sacarla a la luz y devolverle la importancia que merecen.
Durante toda la charla con el investigador Claudio Filardo ronda la figura del genial artista que pobló la región pampeana con sus obras. Pero no es sino hasta el final de la entrevista cuando surge solo.
"Creo que Salamone no realizó obras en Olavarría porque ya estaba Boccazzi", teoriza Filardo, y argumenta que su pensamiento es en base a "lo que he leído y las conclusiones que saco".
Luego cuenta que, según pudo averiguar, Salamone siguió su camino hacia Azul y allí no había artistas. En esos años, Boccazzi ya tenía cierto renombre y, para Filardo, "fue una cuestión de respeto entre artistas".