El 5 de agosto de 2014, Ignacio se encontraba con su abuela biológica, Estela de Carlotto. Ese día, su vida cambió para siempre. "Pensar en aquel día me trae muchas sensaciones", dice ahora desde un lugar más reflexivo. "Si bien estás acompañado, el trance hay que pasarlo solo", cuenta.

Aquel día, Olavarría estaba realmente conmovida. Ignacio, el pianista y docente casi anónimo, pasaba a ser el nieto más buscado o, quizás, el protagonista de uno de los encuentros más esperados por lo que representa la figura de Estela de Carlotto y su lucha durante tantos años.

En cuestión de horas, la ciudad se había convertido en el centro de los medios de comunicación de distintas partes e Ignacio, la persona más buscada.

En aquel entonces, Olavarría recibía a la presidenta de Abuelas con los brazos abiertos. El encuentro coincidía, además, con el esperado juicio por los crímenes cometidos en Monte Peloni, que comenzó el 22 de septiembre pero cuyo clima empezaba a vivirse desde bastante tiempo antes.

Lo que más le costó internalizar a Ignacio pasó por la vida pública. "El cambio que implicó transformarme en una persona pública hizo que tuviera que generar anticuerpos, sacarme esto de encima. Y fue bastante difícil, muy complejo. Estuve como un año acomodándome a esas cosas. Durante el primer año había cosas que todavía no estaban resueltas, cuestiones ligadas a papeles y trámites. Por eso digo que este aniversario lo tomo con más calma", reafirma.

Internamente, "pienso que las cosas son más simples de las que se pintaron". Ignacio prefiere no hablar de recuperación de la identidad, sino que "de lo que se trató fue de encontrar una familia que no sabía que tenía".

Lo que sucede es que "reconstituís parte de tu identidad que tiene que ver con tus orígenes. De pronto creo que los procesos de identidad tienen más que ver con la diversidad de género, con aquellas personas que cambiaron su identidad por otros motivos, eso es más complejo. Yo no lo veo de esa manera, es un eslogan que tienen las Abuelas de nosotros, pero que no es lo que a nosotros nos pasa".

Sencillamente "sumé afectos"

Los nietos "estamos cortados por la misma historia, pero creo que asumimos esto de distinta manera. Hay un montón de cuestiones, yo llevo toda una vida hecha muy a gusto por la profesión, por el lugar en el que vivo. Sigo teniendo casi la misma vida que tuve siempre. No quise cambiar en ese sentido, entonces tener que salir a explicar estas cosas, que a veces son complejas, no es sencillo", analiza Ignacio.

Y dice: "Invertí mucho tiempo defendiendo una cosa que es mi nombre, que me llamen Ignacio y no Guido. Por ahí el resto de los nietos no han vivido esta cuestión ni cerca. Fueron muchos cambios los que viví, pero internamente sigo siendo el mismo. Son casos distintos, por ahí hay nietos que tienen una historia terrible, de violencia, o donde sus padres de crianza han matado a sus padres biológicos. Ese no es mi caso. Es una contradicción porque rompe con el paradigma ideal de que las Abuelas siempre vienen a rescatar a sus nietos y conmigo no fue así".

A dos años de haberse encontrado con su familia biológica, Ignacio, que hace dos meses fue padre, dice que "este año he vivido todo de manera más emotiva y más tranquila".

Y asume que "me han pasado tantas cosas en estos dos años que aquel 5 de agosto de 2014 me parece muy lejano, como si hubiesen pasado mil años y no dos". En este tiempo, Ignacio cambió de trabajo y se dedica de lleno a la música, también cambió de casa y fue papá de Lola.

"A veces pienso y pareciera como si todo esto le hubiese pasado a otra persona, no a mí". A pesar de los cambios, Ignacio asegura que "todo lo que sucedió es más sencillo de lo que pensaba en aquel momento".

Ahora dice que "sumé afectos nuevos a una vida que ya estaba llena de afectos. Son tiempos raros. La sangre sirve para corroborar una sospecha, pero fortalecer los vínculos es un trabajo de todos los días. A veces cuesta, como en cualquier familia. Pero creo que hay que construir sobre la realidad. No todo es como uno lo imaginaba o como las Abuelas lo imaginaban. Yo trato de hacer todo esto lo más simple posible".

Una suerte de símbolo

"No dudo de que mi caso es un caso testigo y se ha replicado tanto que se ha transformado en una suerte de símbolo, a mi pesar", define Ignacio Montoya Carlotto.

Su encuentro impactó fuerte en la sociedad. Ignacio no sólo era un nieto recuperado, era el nieto de Estela de Carlotto, con todo lo que ello implica.

Desde aquel encuentro, "han aumentado exponencialmente las consultas de personas que quieren saber sobre su familia biológica. No sólo en la gente que está dentro del rango de búsqueda de Abuelas, sino que se han dado un montón de otras situaciones que no tienen que ver con las víctimas del terrorismo de Estado. Por ahí es gente que se quiere encontrar con sus orígenes biológicos porque se le ha despertado una serie de curiosidades. Empezar a querer ejercer eso, que es un derecho, es maravilloso. A veces es difícil, quizás no para el encuentro de nietos porque Abuelas tiene una estructura montada desde hace años, pero para los otros casos, en que muchas veces la búsqueda es incierta. Y hubo una explosión de gente que necesitaba saber quiénes eran sus padres. Surgió una innumerable cantidad de preguntas en la sociedad, y eso está bueno".

Derechos humanos

"Es un momento difícil de la Argentina", reflexiona Ignacio en referencia a la situación política y social. Sin embargo, dice que "no soy pesimista con respecto a los derechos humanos. Desde los organismos de derechos humanos se cree que se está retrocediendo, pero no creo que sea así. Si bien se encienden las luces de alerta cuando de pronto ves la foto de las esposas de los represores aplaudiendo al Presidente (en referencia a las mujeres de los militares condenados por delitos de lesa humanidad que estuvieron presentes en la inauguración de La Rural acompañando el acto que encabezó Mauricio Macri), los juicios continúan y todo sigue su marcha".

El cambio más grande es "que veníamos de 12 años de una política muy fuerte con respecto a los derechos humanos y eso se ha modificado. Hay minorías que reivindican al terrorismo de Estado. Creo que hay que estar atentos, pero me parece que en la sociedad en general hubo un crecimiento muy importante, la sociedad en general ha evolucionado mucho en este aspecto porque hay un entendimiento de lo que ha sucedido que está bastante trabajado. Y el trabajo de la memoria, la verdad y la justicia no tiene que ver con partidos políticos o con credos, es un bien ganado como sociedad. Creo que podemos darnos el lujo de que, venga el gobierno que venga, eso no se va a modificar".