Guerra comercial en el contexto mundial
Por Rolando Kempff Bacigalupo, presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP)
La guerra comercial, iniciada por los Estados Unidos, ya tuvo sus primeros efectos: una gran sacudida en las bolsas de valores del mundo tanto de bajada y subida.
Esta creciente guerra de aranceles entre EEUU y China, que no muestra señales de calma, llegó a niveles inimaginables:Beijing elevó sus aranceles a las importaciones estadounidenses al 125 %, un día después de que la Casa Blanca aclarara que las importaciones chinas ahora enfrentan aranceles de al menos 145 %.
En el caso de Bolivia, un análisis del IBCE, señala que quedaron libres del cobro de este arancel el estaño sin alear, óxidos de antimonio, wolframio, demás antimonios y manufacturas, cobre refinado, plata en bruto aleada, aleaciones de estaño, bismuto y manufacturas, fuel oil; y de las Exportaciones No Tradicionales, no están afectados las maderas perfiladas, aserradas o desbastadas, molduradas tablillas y pisos para parquet; impresos, libros y similares.
El Instituto Boliviano de Comercio Exteriores señala que, de esta guerra de aranceles, podemos aprender cuatro lecciones:
- Los desequilibrios comerciales permanentes y crecientes causan inestabilidad.- No se debe ignorar a un socio comercial, en especial tratándose de la primera potencia mundial.- Muchas veces, como ahora, la realidad puede superar a la imaginación, y- De haber negociado Bolivia en el pasado el libre comercio con megamercados como la Unión Europea, países asiáticos o el propio EE.UU., hoy sería menos vulnerable y tendría una mejor capacidad de negociación.
Es por eso, que es importante que Bolivia tenga mercados ampliados como la Unión Europea, caracterizada por una población de 800 millones de habitantes, así como el Mercosur. Asimismo, es fundamental para Bolivia abrirnuevas fronteras comerciales con el establecimiento de una institución promotora de exportaciones que dependa de Cancillería.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China ha demostrado el poder de las barreras arancelarias como herramienta de política comercial. Sin embargo, también ha destacado los riesgos y desafíos asociados con el proteccionismo y la incertidumbre económica. A medida que la economía global sigue evolucionando, es importante que los países trabajen juntos para encontrar soluciones que promuevan el comercio libre y justo.
El nuevo arancel anunciado por la Casa Blanca es resultado de la escalada de disputas comerciales entre Washington y Pekín que se han prolongado desde febrero.
En febrero, Pekín impuso un arancel del 15% al carbón y al GNL estadounidenses y un arancel del 10% al petróleo, la maquinaria agrícola, los vehículos grandes y las camionetas. También restringió las exportaciones de 25 artículos de tierras raras. En marzo. China también estableció aranceles de hasta el 15% a productos agrícolas como el pollo, la soja, el trigo, el maíz, la carne y los productos lácteos.
Es así que a principios de este mes, China fue gravada con un 34%, con lo que los aranceles totales ascendieron al 54%. Posteriormente y como respuesta, China anunció un arancel que asciende al 34% a los productos estadounidenses, restricciones a las exportaciones de siete tierras raras y sanciones contra casi 30 empresas estadounidenses.
El 9 de abril, identificado por Donald Trump, como el “día de la liberación”, el gobierno de Estados Unidos manifestó que comenzará a cobrar aranceles del 104% a productos importados desde China.
En esta fecha, el presidente de Estados Unidos anunció la aplicación de “aranceles recíprocos” a los productos que importa de casi todos los países del mundo. Se impuso un arancel adicional del 10% a la importación de bienes, de forma general; del 20% a los de la Unión Europea y del 34% a los de China, buscando reducir el déficit comercial. Datos oficiales indican que el 2024 su déficit fue mayor al billón de dólares (1.202.872.000.000 de dólares).
Trump respalda la orden ejecutiva para la subida de aranceles en un documento de la Casa Blanca que dice que los altos y crecientes déficits comerciales que sufre EEUU por años se deben a la falta de reciprocidad en el intercambio con sus socios, a los altos aranceles y barreras arancelarias discriminatorias que castigan sus exportaciones.
Un arancel recíproco es una medida arancelaria que un país aplica a los bienes importados de otro país, imitando el arancel que ese otro país aplica a las exportaciones del primero.
Una guerra arancelaria tiene efectos en un amplio espectro del panorama económico. Los mercados bursátiles sufren pérdidas, por lo cual la estrategia de las empresas debe adaptarse e inevitablemente los precios de los bienes para los consumidores aumentan. Otra de las consecuencias es el corte de las cadenas de suministro, lo que puede ocasionaruna recesión en uno o más países involucrados.
Los aranceles anunciados por Trump aumentan las probabilidades de que los EE.UU. ingresen a una estanflación, problema económico en el que están juntos una recesión y una inflación, -cuando la economía decrece y al mismo tiempo hay un aumento generalizado de los precios-exigiendo soluciones contradictorias por parte de sus autoridades. Frente a una recesión, la medida suele ser reducir los tipos de interés para incentivar el consumo y las inversiones, mientras que frente a una inflación se suelen aumentar los tipos de interés para reducir la subida de precios.
Por el momento, es difícil adelantar cómo terminará esta guerra comercial, iniciada por Trump, que dispuso imponer un 10% de aranceles a todos los países en el mundo, y aranceles adicionales individualizados a 60 países que son los que afectan la economía mundial.