El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprobó el suministro de minas terrestres antipersona a Ucrania, según informó el diario The Washington Post. La decisión se toma en un contexto de avances significativos de las fuerzas armadas rusas, buscando fortalecer las defensas de Kiev.

Controversia internacional

El uso de minas antipersona ha generado polémica a nivel mundial, ya que más de 160 países han firmado el Tratado de Ottawa, que prohíbe la fabricación, almacenamiento y empleo de estas armas debido a los daños duraderos que causan a la población civil.

Aunque Estados Unidos no forma parte de este tratado, organizaciones internacionales de control de armamento y derechos humanos han criticado la decisión. Según The Washington Post, los grupos de control señalan que estas armas, diseñadas para detonar al contacto, representan un peligro no solo durante los conflictos, sino también mucho tiempo después de su finalización.

Limitaciones en el uso

Un alto funcionario citado por el medio estadounidense precisó que el suministro estará condicionado al uso exclusivo en territorio ucraniano. Sin embargo, esta aclaración no ha mitigado las críticas de quienes consideran que estas armas pueden poner en riesgo a civiles durante y después del conflicto.

Justificación estratégica

Según fuentes cercanas a la Casa Blanca, la decisión responde a los avances exitosos de las tropas rusas, que han presionado las líneas defensivas ucranianas en las últimas semanas. Para Washington, el envío de minas terrestres busca reforzar las capacidades defensivas del ejército ucraniano y frenar el progreso de las fuerzas invasoras.

Contexto global

El suministro de minas antipersona añade un nuevo capítulo al conflicto en Ucrania, mientras los líderes mundiales debaten la escalada armamentística y las implicancias humanitarias de estas decisiones. Por su parte, Kiev ha reiterado su llamado a la comunidad internacional para obtener más apoyo militar frente a la ofensiva rusa.

Aunque el gobierno de Biden sostiene que esta medida es esencial para equilibrar las fuerzas en el campo de batalla, los cuestionamientos éticos y estratégicos seguirán marcando el debate en los próximos días.