En un nuevo capítulo de la crisis que sacude a Cuba, el régimen comunista presidido por Miguel Díaz-Canel ha anunciado un aumento descomunal en el precio de los combustibles, con incrementos que superan el 500%. Esta medida drástica se produce en medio de una inflación acelerada y la incapacidad del gobierno para mantener el control económico en la isla.

El régimen cubano había inyectado una enorme cantidad de pesos en circulación para financiar su abrumador déficit fiscal, lo que ha llevado a la creciente inflación y al desabastecimiento de bienes básicos en el país. La represión financiera que había mantenido el control de los precios se ha vuelto insostenible, y el gobierno se ve forzado a ajustar ciertos precios de manera significativa.

A partir del 1° de febrero, la nafta regular sufrirá un aumento del 528%, mientras que la nafta especial tendrá un incremento del 520%. Este incremento tiene como objetivo reducir las largas filas en las estaciones de servicio, pero también aumentará la presión económica sobre la población cubana.

Además del aumento en los combustibles, el régimen anunció un incremento del 25% en las tarifas de electricidad residencial y comercial a partir de marzo, en un intento por combatir los apagones que han afectado al país durante décadas.

El exceso de dinero en circulación, un problema común en las economías socialistas, ha generado graves problemas de desabastecimiento en el comercio minorista, ya que los precios oficiales no se ajustan adecuadamente a la realidad económica. Esta situación ha llevado a retrasos en la entrega de las nuevas libretas de racionamiento, lo que indica la crítica situación económica que enfrenta Cuba en el año 2024.

La isla enfrenta uno de los mayores desafíos económicos en décadas, y el futuro económico y político de Cuba sigue siendo incierto mientras el pueblo cubano busca formas de enfrentar la crisis.