Las últimas horas del Papa Francisco estuvieron marcadas por la fragilidad de su salud, pero también por su firme voluntad de mantener el vínculo con los fieles hasta el final.

El Domingo de Pascua, tras 38 días de internación por una neumonía bilateral, sorprendió con una aparición pública en la Plaza de San Pedro. Aunque no ofició la misa, delegada al cardenal Angelo Comastri, recorrió la plaza en el papamóvil y brindó la bendición "Urbi et Orbi" desde el balcón, leída por un colaborador por sus dificultades respiratorias. El día anterior a su muerte, mantuvo un breve encuentro con el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance, centrado en saludos pascuales.

En su último mensaje pascual, condenó la escalada armamentística global, pidió un alto el fuego en Gaza y abogó por la libertad religiosa, reafirmando su compromiso con la paz y los más vulnerables. Lo hizo desde una silla de ruedas, sin las cánulas nasales utilizadas previamente.

El Vaticano confirmó su fallecimiento este lunes a los 88 años, posiblemente por un ictus, en Casa Santa Marta, donde se encontraba desde su alta médica. Las banderas en Italia ondean a media asta y los fieles se concentran en la Plaza de San Pedro, donde las campanas repican en señal de duelo. //